Crítica
Público recomendado: +18
The Purge. La noche de las bestias fue una película del año 2013 que con un escueto presupuesto de tres millones de dólares recaudó en todo el mundo 84. Los presupuestos y las recaudaciones han ido por el estilo en sus sucesivas secuelas, Anarchy. La noche de las bestias (2014), Election. La noche de las bestias (2016), La primera purga. La noche de las bestias (2018) y La purga: Infinita (2021). Por no hablar de la serie de televisión The Purge (2018). Moraleja, existe un sector del público lo suficientemente numeroso cómo para continuar produciendo películas de esta saga.
Es verdad que la cosa comenzó con cierto tono inquietante en The Purge. La noche de las bestias. La cosa no pasaba de más de lo mismo, pero al menos tenía un contexto distinto que lograba empapar el resultado final. La cosa, en principio, no daba para más, pero ahí que llegaron los astutos guionistas de Hollywood para estirar un chicle que en principio no tenía por qué haber existido. Eso sí, había que reconocerle a la saga un profundo peso crítico con la sociedad y la política de Estados Unidos. Es posible que al final no pasara de más de lo mismo, pero también es cierto que había un poso debajo que proponía lecturas inesperadas para un film de terror de bajo presupuesto en estos tiempos.
En este sentido, La purga. Infinita, no decepciona. Es decir, sigue siendo más de lo mismo pero además, y en este caso, su discurso crítico para con la sociedad estadounidense es más marcado si cabe que en las anteriores entregas. ¿La razón? Entre otras cosas, que detrás de la cámara esté el director mexicano Everardo Gout para destilar un mensaje acerca de la inmigración en una película de género.
Gout que hasta la fecha únicamente había dirigido su desigual, por recargada, ópera prima, Días de gracia (2011) y desde entonces se ganaba el pan dirigiendo capítulos para distintas series de televisión americanas, llegó a decir que con La purga: Infinita le ofrecieron una cinta de ficción y terminó haciendo un documental. Yo no diría tanto, pero es cierto que esta última entrega de La purga se propone lanzar una lección, nada sutil, acerca del problema de la inmigración en Estados Unidos. No en vano, la acción se desarrolla en el sur del estado de Texas cuya frontera con México es una de las más problemáticas del país y más aun viniendo de un estado que gracias a una reciente ley del senado norteamericano, ya no exigirá licencia alguna para portar un arma corta en público.
Así las cosas, se advierte con evidencia que La purga: Infinita es muy consciente de lo que está narrando y de lo que nos quiere trasladar. Esto está muy bien, el problema es que entre mensaje y mensaje tenemos que aguantar una persecución detrás de otra esta vez, filmadas con menos tino y eficacia que entregas anteriores. Es posible que La purga: Infinita sea una película con mensaje. Que lo es. Pero hay que tragar mucha morralla hasta llegar a un supuesto político que dicho sea de paso y así, en voz baja, no es la primera vez que lo veo en una película. Y tampoco demasiado buena.