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La vida de los demás

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +16

La vida de los demás es una recopilación de cuatro historias independientes, como si se tratara de un conjunto de cuatro cortometrajes que tocan la misma cuestión desde puntos de vista diferentes. Por ello, a pesar de que la duración del conjunto llega casi a las dos horas y media, cada episodio ocupa poco más de media hora, y se hace bastante asequible. Además la reciente ascensión al poder de Ebrahim Raisi como Presidente de la República Islámica de Irán le otorga un valor de actualidad a esta película iraní dirigida por Mohammad Rasoulof -el cual sufre actualmente un arresto domiciliario- , y que supone una reflexión muy profunda y crítica sobre la aplicación de la pena de muerte en aquel país. La película ha cosechado premios en trece festivales, entre los que destaca el Oso de Oro de Berlín y la Mención Especial del Jurado en el de Valladolid.

La primera historia nos presenta la vida cotidiana y familiar de un funcionario de prisiones que trabaja en el módulo de ejecuciones de pena de muerte. La segunda nos cuenta la peripecia de un soldado que se niega a cumplir la orden recibida de ejecutar a un condenado a pena capital. En la tercera el protagonista es otro soldado que le oculta a su novia la razón por la que cada cierto tiempo se beneficia de tres días de permiso. Por último, la cuarta historia nos remite al pasado de un personaje, cuya decisión de no cumplir la orden de ejecutar a un reo le cambió la vida para siempre.

El tono de la película es enormemente sutil, tendente a las elipsis y sugerencias, y evita los discursos explícitos y didácticos, poniendo el foco en el drama personal de cada protagonista. Ahí reside la grandeza del largometraje: en que no es un alegato ideológico, sino una aproximación a la condición humana desde una perspectiva ética inteligente y honda. La película no quiere condenar a ningún personaje, pero sí pone el dedo en la llaga de lo que el filósofo checo Václav Bělohradský llamaba “la escatología de la impersonalidad”: el sistema me libera de mi responsabilidad personal y la diluye en la compleja maquinaria del Estado. Una película consistente sobre una dura realidad, pero que llega a ser cercana por el amor que muestra el director a sus personajes.

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