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Lansky

Caratula de "Lansky" (2021) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +18

Siguen llegando películas del año pasado retrasadas por la pandemia. En este caso, Lansky, el retrato de un famoso gangster cuyo principal reclamo es la participación del gran Harvey Keitel.

En sus últimos años de vida, el gangster Meyer Lansky decide conceder una extensa entrevista a un escritor para que publique un libro con su verdadera historia. Sin embargo, el FBI pretende usarlo de topo para descubrir dónde escondió Lansky una desorbitada cantidad de dinero procedente de sus actividades criminales.

El género de gangsters vivió una época dorada entre el estreno de El Padrino (Francis Ford Coppola, 1972) y mediados de los 90, con las últimas grandes aportaciones al género de Martin Scorsese y otros directores. Esta cumbre se podría extender en años posteriores a la magistral serie de TV Los Soprano. Esta época ha marcado de forma indeleble el género, con ciertos temas, situaciones, e incluso los directores y actores asociados a él. Uno de ellos es sin duda Harvey Keitel.

Los productores de Lansky han sido sin duda muy astutos al seleccionar a Keitel y darle la cabecera del cartel. Los aficionados al cine pueden sentir una especie de corriente común con las grandes películas del género en las que ha participado. Pero la realidad es que la presencia del veterano y genial actor no deja de ser un simple reclamo para vender una película mediocre, que se sostiene en una serie de clichés del género. Es más, Keitel no está en pantalla demasiado tiempo, pues interpreta a Lansky en una de las dos líneas temporales que presenta la película, en la cual el auténtico protagonista es el escritor interpretado por Sam Worthington. La otra línea temporal, que presenta la juventud y ascenso de Lansky, está protagonizada por otro actor más joven, como es lógico. Un actor (John Magaro) que está muy lejos del talento y carisma de Keitel.

Los eventos se suceden en la trama sin demasiado desarrollo ni interés. Tampoco hay un punto de vista claro sobre las actividades criminales de Lansky y sus asociados. Incluso en algunos momentos se podría pensar que son glorificados. En definitiva, nos encontramos ante una película que pretende recrear el sabor de los clásicos del cine de gangsters, pero se queda muy lejos, resultando plana y por momentos aburrida. Se salvan las apariciones de Harvey Keitel por el mismo actor, y poco más.

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