Crítica

Público recomendado: + 10

Bruno es un niño que queda huérfano y se va a vivir con su encantadora abuela (Olivia Spencer) de religiosidad tan profunda como ecléctica. Cuando Bruno le relata un encuentro que ha tenido con una misteriosa e inquietante mujer, su abuela le explica todo lo que ella sabe de las brujas y le hace ver que esa mujer era una de ellas. Deciden huir e instalarse en un hotel de lujo de la costa. Pero lo que no saben es que justo allí se va a celebrar la convención más importante de brujas del mundo entero, bajo la presidencia de la Gran Bruja (Anne Hathaway).

El famoso director Robert Zemeckis empezó su carrera en los ochenta con algunos títulos que le encumbraron como un discípulo aventajado de Steven Spielberg. Películas como Regreso al futuro o ¿Quién engañó a Roger Rabbit? le situaron como referencia del cine juvenil con muchos valores positivos. A partir de los noventa dirigió su mirada al público más adulto, con cintas como Forrest Gump, Lo que la verdad esconde, Náufrago o El vuelo, demostrando que navegaba bien por distintos géneros sin abandonar la seriedad de cierta hondura antropológica. En esa época empezó a fascinarse por las nuevas tecnologías, dirigiendo películas vanguardistas en cuanto a animaciones digitales, como Polar Express, Cuento de Navidad o Bienvenidos a Marwen. Ya esta cinta, de 2018, junto a Aliados, de 2019, comenzaron a decepcionar a los seguidores de Zemeckis, que, sin perder su oficio, parecía que había perdido el alma spielbergiana que le caracterizó en su época dorada. Las brujas probablemente vaya a correr la misma suerte. No es una mala película, pero está por debajo de sus mejores títulos.

Las brujas es en principio un cuento infantil, aunque su tono feísta y a veces excesivamente siniestro no la hace apta para los más pequeños. Como aspectos interesantes están las animaciones digitales y el personaje de la abuela, donde reside la huella más rescatable del Zemeckis clásico. El resto es más convencional aunque entretenido y tiene ecos de muchos cuentos terroríficos infantiles clásicos. El tema del film es la conveniencia de aceptarse a uno mismo, pero lo plantea sin demasiada hondura ni perspectiva, con un final no exento de perplejidad. A pesar de todo, esta obra de Zemeckis no conseguirá devolverle al podio que un día ocupó por derecho propio.