Crítica:
Público recomendado: Adultos S
Legend, de Brian Helgeland, es una película británica protagonizada por Tom Hardy. En la película, el actor encarna a dos personajes gemelos, los hermanos Kray, líderes de la mafia londinense en los años 60.
La película, basada en hechos reales, recrea con atrevimiento todo el mundo de los gángsters, incluyendo interesantes localizaciones como garitos o calles residenciales de la época, y todo un despliegue de medios que sumerge directamente en el ambiente. Esta potente recreación, junto a una dirección que sobresale por momentos y a una interpretación deslumbrante por doble de Hardy, crean una atmósfera interesante.
La interpretación de Hardy merece un capítulo aparte: el actor afronta la difícil tarea no solo de dar vida a dos personajes radicalmente opuestos, sino a integrarse como ambos personajes dentro de escenas en común repetidamente: una tarea meritoria y mucho más que destacable. Por encima de todo, resulta fascinante la capacidad de crear dos personajes tan bien definidos, que parecen tan distintos, que evocan tan diferentes cosas: Hardy puede llegar a hacer olvidar que es él mismo quien da vida a dos personajes. La arriesgada apuesta de encuadrar al mismo actor en mismos encuadres en ocasiones resulta brillante.
Sumándose a esto, la película cuenta con un tono diferente, novedoso, que oscila entre la comedia, el thriller de gángsters y el drama, e incluye escenas de extrema violencia que pueden resultar hirientes por su crudeza.
Sin embargo, toda esta base sirve solo para construir un gran castillo de naipes: el lenguaje de la película termina resultando surrealista hasta la incoherencia, sin terminar de conquistar. Los diálogos son artificiales, manidos. La historia se hace complicada, difícil de seguir.
La película, en general, termina falta de potencia: la trama, que se hace larga, es un continuo vaivén de acción-reacción sin mucho horizonte. Mediante pedazos se construye una historia imprecisa, que no termina de transmitir entereza.
Legend ofrece una bonita fotografía, una dirección que en ocasiones resulta interesante, y la muy destacable interpretación de Tom Hardy. Pero las virtudes que tiene podrían tumbarlas una pérdida de interés progresiva por el film, motivada por su larga duración, por el poco cautivador ritmo que sigue y, sobre todo, por la falta de consistencia en la historia. Legend es una película con altas pretensiones y que termina ofreciendo poco; con elementos sobresalientes y decepcionantes; en definitiva, una sinfonía de elementos discordantes.