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Los cinco últimos años

Caratula de "David Bowie: Los últimos cinco años" (2017) - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Otro musical de chico conoce chica. Quizá haya que incidir en lo de “otro” porque no hay aportaciones sustanciales. Chico conoce chica o viceversa. Hay pasión entre ellos, la pareja convive, se casa…, pero siguen siendo dos vidas. Me temo que vuelvo a lo mismo, al analizar películas de chico conoce chica, cuando traigo el Libro de los Proverbios: “Hay tres cosas que me desbordan y cuatro que no logro entender: el camino del águila en el cielo, el camino de la serpiente sobre la roca, el camino del barco en alta mar y el camino del hombre con la mujer”. Que sean dos vidas no es un misterio y no sorprende, tenemos otra historia más; lo misterioso es cuando esas dos vidas, sin confundirse, pasan a ser una sola carne. Eso es ya otro nivel. Por aquí me entiendo con Chesterton, cuando decía que nada había tan desconocido y salvaje como la vida doméstica, el propio hogar. El último musical de chico conoce chica que vi, si bien podía ser cursi, me gustó más: Walking on the sunshine (Max Giwa, Dania Pasquini, 2014).

Con estos “últimos cinco años”, encontramos un musical total, en el que apenas hay diálogos no musicalizados, que constituyen una excepción. Jason Robert Brown, autor del musical del mismo nombre que sirve de base a la película, logra así un verdadero tour de force. Componer todo un musical sin apenas diálogos exentos es una fórmula muy operística, género al que acaba pidiendo prestado algo similar a los recitativos, para que las letras puedan ser más discursivas y el drama tenga fuerza. El musical es de cuño Broadway, lejos del pop y del estribillo fácil; con dominio absoluto de la balada y la orquestación amplia y cuidada. La interpretación vocal de ambos es más que satisfactoria; Kendrick demostró sus dotes en las dos “Dando la nota” y aquí aporta un grado más de dominio. Las letras son buenas y son capaces de dar bastante información de la relación.

Y la trama, si bien el modo elegido de contar se hace difícil, introduce algunos elementos que no dejan de mostrar su interés. El relato no es lineal, da saltos cronológicos, fáciles de seguir. La pareja constituida por Cathy (Anna Kendrick) y Jamie (Jeremy Jordan), tendrá que gestionar el desequilibro del escritor triunfador y la actriz frustrada. Las situaciones que viven, o más bien cantan, son reales, los problemas y tensiones son de carne y hueso y el final, real como la vida misma. Pero el problema de estas dos vidas es que son eso, dos vidas.

 

 

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