Crítica
Público recomendado: +16
“Los ojos de Tammy Faye” es lo que literalmente merecería el Oscar a la camaleónica Jessica Chastain, realmente grandilocuente en este papel, ciertamente casi irreconocible y totalmente diferente a sus anteriores interpretaciones. El papel de la actriz californiana es lo mejor de la película, y en especial, sus alocados y vivos ojos.
La película en sí no es ninguna obra maestra. La calidez y la química entre los protagonistas, Jessica Chastain y Andrew Garfield (Tick, Tick… boom), es sin duda lo que mantiene el hilo conductor de este culebrón de estrellas televisivas del Evangelismo en los años 70 y 80 en Estados Unidos, que dirige Michael Showalter (Verano americano caliente húmedo), en 126 minutos de metraje.
Chastain fue nominada a los Globos de Oro por este papel, y es muy probable que también sea candidata al Oscar -sería la tercera vez que postularía al galardón después de estarlo con Criadas y señoras y La noche más oscura-. Oscar en concreto en la categoría de Mejor actriz de Drama. Además, ha sido nominada hasta siete premios cinematográficos por su interpretación, de los cuales ganó el de la Concha de Plata de San Sebastián, donde tuvo lugar el debut español de la cinta.
La actriz protagonista y productora de la película lleva casi una década preparando el proyecto, en 2021 vio el documental sobre la vida de la telepredicadora The Eyes of Tammy Faye (2000) y comenzó a preguntarse por qué los medios de comunicación la trataron así: “Desde entonces no pude quitarme de la cabeza lo injusta que había sido con ella la vida, los medios y la sociedad. Me documenté, me reuní con sus hijos —porque ella ya ha fallecido— y trabajé mucho para poderme meter en su piel y poder devolverle el homenaje que se merecía”, describió en el Festival de San Sebastián.
La película narra la historia de los telepredicadores evangelistas Tammy Faye Bakker y Jimmy Swaggart, muy populares en Estados Unidos: se conocieron muy jóvenes en la escuela universitaria de predicadores, se enamoraron y se casaron. Inocentes, pobres y soñadores, gracias a los talentos artísticos de ella y a la astucia de él, se aventuraron a ganarse la vida predicando, cantando y actuando en clave cristiana, al principio hacia un público infantil.
Después de luchar para ganarse la vida mientras viajaban, fueron invitados por Pat Robertson (interpretado en la película por Gabriel Olds), otro televangelista muy conocido, para presentar un programa en Christian Broadcast Network, entonces todavía en su infancia. De su programa con títeres, saltan a la fama con el show infantil en esta cadena, con la condición de que Jim además se convirtiera en el anfitrión de “El Club 700”, un programa sindicado que permanece al aire hoy.
A medida que el espectáculo y el alcance de los Bakkers crecieron, comenzaron a expandir su imperio. Tammy Faye se hizo conocida por su voz y lanzó más de una docena de álbumes de góspel en las décadas de 1970 y 1980. En 1978, fundaron Heritage USA, un parque temático apodado Christian Disney World, en Fort Mill, Carolina del Sur.