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Los papeles de Aspern

Caratula de "The Aspern Papers" (2019) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +18

Los papeles de Aspern está basada en la novela homónima de Henry James, publicada en 1888. Morton Vint (Jonathan Rhys-Myers) es un editor americano que llega a Venecia. Ha dedicado muchos años de su vida a investigar y editar la obra de Jeffrey Aspern, un poeta muerto en plena juventud (un trasunto de Lord Byron). En Venecia logra introducirse en el palacio donde vive la anciana Miss Bordereau (Vanessa Redgrave), quien en su juventud fue amante de Aspern. Morton está convencido de que esta guarda valiosas cartas y otros papeles del poeta que van a revelar aspectos fundamentales de su vida. Intuye que dichas cartas revelan relaciones escandalosas, y que, por ello, Miss Bordereau las guarda celosamente. En el palacio, la anciana vive completamente aislada del mundo exterior con su sobrina, Miss Tina (Joely Richardson), ingenua, sencilla y ya con los mejores años de su vida desperdiciados por la reclusión, más voluntaria y rutinaria que otra cosa.

Morton quiere apoderarse de las cartas y solo podrá contar con la ayuda de Miss Tina, con quien entrará en una relación llena de equívocos y ambigüedades, en una estrategia de despliegue paulatino de sus intenciones, que tienen que lidiar con la fidelidad de la sobrina ante su tía, la anciana Bordereau.

Fotografía, vestuario y producción son admirables, igual que excelentes están los actores. Con los elementos presentes en la obra literaria, tales como equívocos, mentiras, falsas identidades, un pasado que sigue vivo, etc., Julien Landais ha coqueteado con el thriller, pero apenas introducía elementos propios del género, tropezaba con la devoción al texto original, lo que le impedía ir más lejos. Y puede que se haya equivocado con tanta fidelidad, porque nos anticipa emociones fuertes que no llegan a suceder.

Si la novela de James se titulaba con toda propiedad Los papeles de Aspern, la película hubiera respondido mejor al título de Los secretos de los papeles de Aspern. Henry James basaba la novela en la obsesión del narrador, de quien nunca se nos revela el nombre, por acceder a los papeles, pero no se habla nunca de lo que van a revelar los papeles. El literato siempre se interrogó sobre la relación entre literatura y vida, y la separación de la obra de su creador. Se interesa sobremanera por el conflicto moral del editor, “dispuesto a hacer lo que sea” por conseguir los papeles y pone en duda el valor del conocimiento a toda costa, o por encima de todo.

No se puede decir que Julien Landais se haya olvidado de estas reflexiones, que permean toda la película. Pero el centro de gravedad se ha desplazado al secreto del pasado, un pasado básicamente tórrido, que viene al presente de modo fragmentario, a caballo entre los recuerdos de Miss Bordereau y la imaginación investigadora de Morton Vint. Esto es completa invención de Landau, que firma también como guionista y productor.

Han sido varias las adaptaciones de esta breve novela al cine, al teatro, a la ópera a la serie de televisión y al serial de radio, como nos recuerda Juan Antonio Molina Foix, experto en Henry James. En la pantalla grande hemos tenido varias que han pasado sin pena ni gloria: Viviendo del pasado (1947); Aspern (1981), coproducción franco-portuguesa; la española Els papels d’Aspern (1991), de Jordi Cadena, que sitúa la acción en Mallorca y la última, The Aspern Papers (2010). Mayor éxito gozaron las versiones teatrales: estrenada con enorme éxito en Inglaterra en 1959, subida a las tablas también en Madrid y en Brodway, la siguiente versión teatral inglesa de 1984 tuvo también a Vanessa Redgrave, pero no entonces como la anciana Bordereau, sino en el papel de Miss Tina.

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