Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Los pasajeros de la noche

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +16

París, 1981. François Mitterand acaba de ganar las elecciones en Francia frente a su oponente, el hasta entonces presidente de la República, Valéry Giscard d’Estaing. Mientras la gente grita enardecida por las calles, Elisabeth Davies, una joven madre de familia profundamente triste y desanimada, tiene que pensar en recomponer su vida. Su marido la ha abandonado y ella, que no ha trabajado nunca fuera del hogar, ha de encontrar un medio para sacar adelante a sus dos hijos adolescentes, Judith y Matthias.

Por fin logra un empleo en un programa de radio nocturno, aunque tan mal pagado que tiene que complementarlo con unas horas de trabajo en una biblioteca. Una noche conoce a Talulah, una joven sin techo, a quien decide acoger en casa.

Charlotte Gainsbourg, musa de Lars von Trier en la llamada “Trilogía de la depresión”: Anticristo (2009), Melancolía (2010) y Nymphomaniac (2013), está absolutamente maravillosa en Los pasajeros de la noche. Encarna a una madre de familia insegura, con muchas limitaciones, que saca las fuerzas de su gran capacidad de amar y de acoger, ya sea a los perdidos en la noche, ya a Talulah, perdida en la noche de su vida.  Cada mirada, cada gesto, cada movimiento de la boca son el un pequeño signo de esperanza hacia un volver a empezar a ser ella misma. Aun con la amargura de haber sido abandonada, de la entrega a los hijos saca fuerzas para luchar, y en las relaciones humanas encuentra de nuevo la ilusión de amar y ser amada. Su figura impregna de dulzura y de bondad a toda la narración, sin caer nunca en lo melifluo.

Al principio, la película resulta prometedora por ese personaje tan sugestivo: una mujer tímida, con graves dificultades para mantener la economía familiar, algo torpe frente a los problemas normales de dos adolescentes, sin otro apoyo que su padre, un anciano bondadoso con pocos recursos, pero dispuesto a darlo todo por su familia. Pero aun en estas circunstancias tan difíciles, Elisabeth no duda en abrir su maltrecho hogar a una desvalida joven desconocida. Sin embargo, la historia en su conjunto no alcanza la densidad que pudiera esperarse. Los afectos y las ilusiones son más de supervivencia que de búsqueda de sentido a la propia vida. Todo es tan concreto y tan inmediato, que a los personajes les falta misterio y, por tanto, les falta encanto.

Los pasajeros de la noche, además de una historia familiar, constituye una mirada nostálgica a los años 80 franceses, marcados por la esperanza y después la decepción del mandato de Mitterand. La mayor parte de la escenas tienen lugar durante la noche, con una estética bellísima de luces y sombras, un halo de suave melancolía, como si se tratara de la descripción de un sueño. La película encierra también un homenaje al cine, a ese ritual en doloroso peligro de extinción, de comprar la entrada, acomodarse en la sala oscura, y dejarse envolver por la historia que se desarrolla en la pantalla.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad