Crítica:
Público Recomendado: Mayores de 18 años
Secuela de la exitosa Mad Max: salvajes de autopista estrena tres años antes con idéntico éxito y devoción por la figura de Mel Gibson, por entonces uno de los actores más codiciados y rentables del mundo. Lejos de ser otra película postapocalíptica, tanto la primera como la segunda parte de Md Max son un auténtico festival estético, una especie de western postmodernos que recupera todas las claves del género pero en un ambiente futurista. Para ello, el montaje y la estética, igual de trepidantes y radicales, contribuyeron a crear una estética y un ambiente nunca vistos y, seguramente, tampoco repetidos en lo que ha sido una de las trilogías futuristas más interesantes de la historia del cine y que su director George Miller completó en 1985 con Mad Max más allá de la cúpula del trueno.