Crítica:

Público recomendado: Jóvenes

Tras el éxito de Intocable regresa a nuestras pantallas el carismático Omar Sy, aquel ocasional enfermero “vacilón” y simpático gamberro del millonario paralítico, para protagonizar Mañana empieza todo, una nueva versión de una de las películas mejicanas que más obtuvo el favor del público en los últimos años: No se aceptan devoluciones (2013), dirigida y protagonizada por Eugenio Derbez.

La que llega a España —aunque en Francia se estrenó en 2016— es de Hugo Gélin (Les Baumettes, Comme des frères) y se centra en el paso de la vida donjuanesca de Samuel (Omar Sy: Jurassic World, Intocable, Una decisión peligrosa…), que “regatea” sus obligaciones laborales con mentiras para “ligar”, a otra más responsable. Una de sus antiguas conquistas regresa con un bebé para decirle que es su hija, y, mediante un engaño, desaparece.

En ese momento a Samuel le cambia la vida y, aunque viaja a Londres para devolverla a la madre, su existencia empieza a construirse a partir de la “sorpresa” de verse padre. Con el paso del tiempo, él reconocerá que aquel suceso que en principio no aceptó, el encuentro con su hija, le ha hecho mejor persona y reconocerá más adelante que le “ha enseñado a vivir”.

Así, de su vida desaparecen también las mujeres y se vuelca en la niña y en el trabajo: ser especialista de cine, oficio al que llega ofrecido por un productor homosexual. Con él educa también a la pequeña (escenario políticamente correcto que parece aderezar cada vez más series y películas, aunque Samuel no cambia su orientación sexual por las mujeres). A los rodajes asistirá más adelante la niña, con la que hará todos los planes imaginables que la impedirán consecuentemente asistir regularmente a clase. Este cambio radical llega a su punto álgido cuando reaparece en su vida la madre de la criatura tras años sin saber nada de ella.

Pero Samuel es un buen que oculta a su hija la espantada de su madre para componer su identidad en una agente secreto en las misiones más arriesgadas, pero que saca tiempo también para escribir diariamente a su hija desde distintas ciudades del mundo.

Esta bondad de Samuel es un acierto del filme, pero no el único pues guionistas y director han sacado buenos registros interpretativos de Omar Sy, que se maneja con mucha solvencia en los momentos dramáticos (ya lo hace en los cómicos) que se van dando. Ese talente optimista de Samuel no se tuerce nunca y su apuesta por la vida atraviesa todo el filme, aún en los momentos más duros.

Así, Mañana empieza todo destila ganas de vivir y de abordar la existencia sin “comeduras de coco”. Sin llegar a la “redonda” y entrañable Intocable nos ofrece un ejemplo gratificante de cómo vivir, encarando los sucesos sin “escurrir el bulto” y acomplejarse por los fallos propios de la condición humana.