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Maravilloso desastre

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +18

Si hace unos años nos topábamos con dos notables adaptaciones de novelas juveniles como Crepúsculo de Stephanie Meyer o Los juegos del hambre  de Suzanne Collins, en esta ocasión le toca el turno a Maravilloso desastre, que es la adaptación de la novela de Jamie McGuire, de un nivel bastante inferior, lo que huele a producto de mercadotecnia, pues antes de que se estrenara la primera parte, la segunda parte de la saga ya estaba terminada

La dirección ha corrido a cargo de Roger Kumble, cuyo mayor logro ha sido un producto como La cosa más dulce al servicio de Cameron Diaz, en la que cantaba una canción que difícilmente se puede reproducir en medios de comunicación, pues al igual que la película en cuestión causaba vergüenza ajena.

La historia gira en torno a un boxeador metido en peleas ilegales que conoce a una modosita chica universitaria que esconde un oscuro secreto.

Esta producción de bajo nivel artístico, a pesar de que se ha puesto bastante dinero en ella, tiene dos partes bien diferenciadas. La primera parte se centra en contar cómo sus protagonistas Abbey y Travis (intentando hacer un juego de palabras en inglés suponemos…) se apuestan sin mucho sentido común a vivir juntos y compartiendo habitación durante 30 días, resistiéndose a tener sexo el uno con el otro sin ningún tipo de convicción moral o religiosa, lo que parece un sinsentido. Las personas de mediana edad con valores familiares o los jóvenes que todavía siguen siendo fieles a unas creencias o principios éticos pueden sentirse como el Capitán América (un hombre fuera de su tiempo), pues refleja como una parte importante de la juventud vive las relaciones de pareja, en las que parece que lo único que les une son los encuentros erótico-festivos. Las situaciones cómicas de humor burdo, tosco y zafio se basan en chistes de corte hedonista y los gags (sin gracia) se suceden uno tras otro sin solución de continuidad, provocando la risa en los espectadores veinteañeros, lo que dice muy poco del nivel cultural y formación personal de los estudiantes de los últimos años gracias a las pantallas y a los sistemas educativos de estas dos décadas. Sólo se salva el esfuerzo de un padre por criar a sus 5 hijos que bendice la mesa antes de comer. La última media hora es algo más entretenida, pero incluso en la mejor escena del largometraje, ambientada en un casino se pueden ver gestos y comentarios de mal gusto que degradan al ser humano y especialmente a la mujer en el trascurso de una partida de póquer.

Víctor Alvarado

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