Crítica
Público recomendado: +7
Basada en una historia real, Marca de vida (Lifemark) cuenta la historia de David Colton, un bebé dado en adopción a un matrimonio de New Orleans, quienes crían al niño y le brindan una familia, amigos, educación…, en definitiva, un lugar en el mundo donde poder crecer y formarse como persona. Cuando llega a la mayoría de edad, la madre biológica de David se pone en contacto con él y acaba viajando para conocer a sus progenitores, quienes viven en Columbia, Indiana, a más de 1.200 kilómetros de distancia.
Dirigida por Kevin Peeples, guionista, director y editor de cine, con más de dieciocho años de experiencia en la industria audiovisual y padre de familia numerosa. Anteriormente Peeples dirigió películas como Like Arrows (2018) y dos documentales sobre el control de la natalidad. Marca de vida está basada en el cortometraje documental I Lived on Parker Avenue (Philip Braun, 2017), que cuenta la historia real de una adolescente de Columbia (Indiana) que se queda embarazada en los años 90 y decide tener al bebé y darlo en adopción. En el documental se entrevista a los auténticos protagonistas de aquella historia, cuando el bebé, ya mayor de edad, decide ir a conocer a sus padres biológicos. I Lived on Parker Avenue puede verse en Youtube. Eso sí, se recomienda ver primero la película y luego el documental.
La película es un proyecto más de los hermanos Kendrick, creadores de Cuarto de Guerra y A prueba de fuego, productores cinematográficos que acometen historias inspiradas en su fe cristiana, por lo que resultan películas muy independientes e interesantes en una industria donde los relatos con valores cristianos son escasos.
El film resulta más que entretenido, la estructura es inteligente y va sumergiendo al espectador en una trama eficaz gracias a un guion perspicaz y entretenido con algunos momentos llenos de emoción en los que resulta difícil controlar las lágrimas. Los actores son convincentes. Buena fotografía, con un look eficaz pero algo televisivo
Lo mejor de la película: la emoción que transmite la historia real, llena de giros tan conmovedores que difícilmente un buen guionista hubiese sido capaz de idear algo así. Marca de vida es una película provida, sin duda, pero sobre todo es una película emocionante, real y llena de momentos alegres y divertidos, que recuerdan esos eslóganes de las manifestaciones provida de los años noventa: “viva la vida alegre y divertida”.
Javier Figuero