Crítica
Público recomendado: Familiar
The penguin and the fisherman es el título original de esta enternecedora historia llevada al cine, basada en hechos reales. El pescador João, habitante de un pueblecito en Isla Grande, Brasil, encuentra en la costa a un pingüino debilitado por el petróleo del océano tras su migración, y haberse desviado del destino al que se dirigían sus compañeros. El anciano, que sufrió una importante pérdida años atrás, cuida al pingüino como a un verdadero amigo, de ahí el título traducido al castellano: Mi amigo el pingüino.
El director brasileño David Schürmann adapta a la ficción la historia real del pingüino Dindim, un acontecimiento inédito que ocurrió en Isla Grande (estado de Río de Janeiro), un islote ubicado a 5380 kilómetros de la Patagonia argentina: precisamente la distancia que recorría el pingüino Dindim -apodado cariñosamente por una niña- cada año para volver a visitar a su amigo João, que le salvó la vida en 2011. Durante ocho años consecutivos, Dindim pasaba temporadas de hasta ocho meses en la playa de Provetá, bajo los cuidados y el cariño de João, su mujer y los vecinos del pueblo.
Vemos en la cinta cómo un equipo de biólogos marinos analiza el comportamiento de los pingüinos, cómo migran, cómo anidan, cómo se relacionan… En el relato que construye Schürmann, el pingüino Dindim es uno de los suyos, lo reconocen por la pulsera que colocan en una de sus aletas al ver el video sobre el viaje de Dindim hasta Isla Grande para ver a su amigo João, que se hace viral en redes sociales. Esta subtrama nos ofrece una reflexión interesante: el pingüino es requerido por la jefa del equipo de investigación para observarlo en el laboratorio de la universidad, pero lo cierto es que los biólogos intuyen que el pingüino no se adaptará bien a ese espacio. ¿Hasta qué punto la ambición científica puede permitirse sacar a un animal de su hábitat natural para estudiarlo en un laboratorio?
Es una pena que la película falle en precisión narrativa y montaje; hay saltos bruscos de tiempo y lugar en la subtrama de los biólogos, así como la subtrama de la pérdida de Miguel, el hijo de João, que se mantiene semi oculta. Vemos una escena explícita sobre este suceso al principio, pero a medida que el largometraje transcurre, apenas aparecen elementos que hagan referencia a este relevante acontecimiento, que tanto puede afectar al protagonista. Quizás hubiera sido una buena oportunidad para enlazar con la anécdota del pingüino desde el plano afectivo y emocional del anciano João.
En cualquier caso, es una buena película para ver con niños, adolescentes y mayores, tierna, simpática y conmovedora que apunta valores importantes como el cuidado de los animales dañados y el respeto por la naturaleza, el saber comprender y acoger -el personaje de la mujer de João encarna estos valores-, la valentía de ir a contracorriente y el saber esperar con confianza y paciencia.
Rosa Die Alcolea