Crítica:

Público recomendado: Jóvenes

Los efectos psicológicos que afectan a la naturaleza humana cuando alguien pasa horas en el desierto es la “excusa” para abordar heridas de la infancia y juventud del soldado estadounidense Mike (Armie Hammer: Operación U.N.C.L.E., El llanero solitario, La red social…), primer largometraje de Fabio Guaglione y Fabio Resinaro, que obtuvo reconocimiento en el pasado festival de Sitges.

Tras una operación fallida en el desierto para acabar con un jefe islamista radical, el francotirador Mike regresa con su compañero Tommy (Tom Cullen) a la base. Acosados por la guerrilla del anterior, ambos soldados norteamericanos se desorientan y comienzan su bagaje por el desierto para intentar llegar a una población berebere donde podrán ser rescatados por su ejército.

Tommy pierde las piernas al pisar una mina enterrada en la arena y, acto seguido, es Mike quien percibe que está sobre otra y sabe que no puede moverse. Su compañero se quita la vida y Mike empieza a vivir un “calvario”, donde tiene que permanecer en la misma posición hasta que vengan a salvarle.

En el largo tiempo que dura la espera, Mike se irá deteriorando por la falta de agua, alimento y sometido a las inclemencias (sol, tormenta de arena, calor por el día y frío y animales nocturnos…) del inhóspito desierto. El medio le exige una férrea resistencia, en la que encontrará en su novia Jenny (Annabelle Wallis) motivos para sobrevivir.

Ella y algunas visitas de un extraño poblador bereber que le impulsa a “seguir adelante” y que encare sus miedos, al tiempo que le da de beber, hacen que Mike siga adelante y comience un camino de purificación y reconocimiento de traumas infantiles (su padre le maltrataba a él y su madre) y juveniles (peleas, en las que ejercía una violencia frenética, secuelas de lo vivido en su niñez).

Aunque los argumentos de los directores italianos tienen fuste, resulta increíble y excesiva la historia del soldado estático durante la mayor parte de los 110 minutos del metraje, a pesar de que incluyan escenas retrospectivas de la niñez y juventud del protagonista, y de la relación de Mike con su novia Jenny. Esta siempre le ha animado a que se comporte con nobleza, como su “caballero andante”, y actúe en la vida en defensa de los más débiles.

Con ser una postura loable esta llamada a procurar ser mejor persona, la historia no aguanta este estatismo forzoso y paulatinamente va decayendo, porque se repiten planos y situaciones (sol, sudor, calor, noche, día…). Las severas condiciones del lugar, donde Mike pasa casi 70 horas, hacen también increíble la resistencia física del protagonista.