Crítica
Público recomendado: +18
Cuando uno ha visto obras maestras como Salvar al soldado Ryan o Enemigo a las puertas puede decir que ha visto todo lo que el cine bélico puede ofrecer en cuanto a espectacularidad, visceralidad y heroísmo. Y aun así, de cuando en cuando, aparecen películas que son menores en escala pero suponen un agradecido toque de vista distinto y que se ven con gusto, sobre todo si están bien hechas. Es lo que ha logrado William Eubank con Misión hostil.
Reaper es un piloto de drones de la Fuerza Aérea que apoya una misión especial en el sur de Filipinas. Tras ver movimiento en la jungla durante su reconocimiento aéreo, la situación toma un vuelco inesperado. El equipo de tierra, en el que se encuentran el sargento Kinney y sus compañeros, es atacado de manera fulminante y capturado por un grupo de insurgentes. Reaper tiene 48 horas para remediar lo que se ha convertido en una salvaje operación de rescate de alto riesgo.
El título no deja ninguna duda: la hostilidad es constante durante todo el metraje, con un buen guion urdido entre el director y David Frigerio que hace estupendos contrastes entre la misión en tierra y el apoyo en la lejanía. Ambos muy distintos y, a la vez, muy necesarios para el éxito, sumando a todo ello situaciones de gran tensión que están bastante bien resueltas.
También se incide y se critica fuertemente, no sin motivo, lo fácil que es distraerse de lo realmente importante por culpa de las pantallas, que si bien en unas situaciones son ayudas esenciales, en otras pueden marcar la diferencia, para mal, entre la vida y la muerte.
A nivel actoral desde luego el reparto está en su salsa, con un divertido (y exageradamente orondo) Russell Crowe acompañando en la distancia a dos de los hermanos Hemsworth, Liam y Luke, con un resto de actores muy metidos en su papel. Es verdad que sobran algunas blasfemias, pero se pueden entender porque en plena misión, en el fragor de la batalla con la muerte asomándose tras cada disparo recibido a apenas centímetros, no se dicen precisamente piropos.
Desde luego hay que reconocer que, aunque no reinventa el género, tiene secuencias realmente impresionantes e impactantes, como esa que mezcla planos alternos de unas torturas y un surrealista paseo por el supermercado, que además nos recuerda que, mientras nosotros vivimos nuestro tranquilo día a día, hay soldados jugándose el todo por el todo sin que nosotros nos enteremos para que nuestro tranquilo día a día sea posible.
Miguel Soria