Crítica
Público recomendado: +12
Después de un año de retrasos por la pandemia y otras cuestiones, llega a nuestras pantallas el nuevo intento de Sony por ampliar el universo de sus propiedades Marvel (aquellas que están relacionadas con Spider-man). Morbius se presenta con Jared Leto, protagonista y productor, como principal reclamo.
El doctor Michael Morbius intenta encontrar una cura para una enfermedad degenerativa que padece. Para ello experimenta con ADN de murciélagos, lo que le llevará a convertirse en un vampiro que necesita sangre para subsistir. Al mismo tiempo, adquirirá una serie de poderes que Morbius tendrá que usar para enfrentarse a una amenaza para toda la ciudad.
Es difícil analizar Morbius como película sin tener en cuenta las vicisitudes de su producción. Se iba a estrenar hace un año, antes de Spider-man: No way home (John Watts, 2021), la película que ha abierto el multiverso y que ya nos mostró que Venom vive en una realidad paralela a la del Spider-man que han desarrollado juntos Sony y Marvel Studios. Por lo tanto, varios aspectos de la historia iban a ser diferentes, como se puede deducir de los primeros trailers, donde se mostraba que el personaje del Buitre de Michael Keaton (el primer enemigo del Spider-man de Tom Holland) iba a tener su lugar en la trama más allá de un cameo en escenas post-créditos, además de referencias explícitas al hombre araña que ahora han desaparecido.
Así pues, sabemos que la película se ha reconstruido en este año, y este tipo de procesos radicales de transformación acaban teniendo un precio (tal como le sucede al protagonista en la historia, curiosamente). El montaje es totalmente arrítmico y caótico, con secuencias fuera de lugar, falta de desarrollo de personajes y subtramas importantes mientras se dedica tiempo a otras cuestiones menos interesantes… Es una narración muy deficiente.
Dicho esto, también hay que señalar que Morbius tiene algunos aspectos positivos que se pueden disfrutar. Empezando por la interpretación de un Jared Leto que sin duda se ha entregado al proyecto. Es una lástima que no le acompañe el antagonista, un Matt Smith que alterna entre lo insípido y lo histriónico sin solución de continuidad. Adria Arjona, en cambio, sí ofrece un trabajo a considerar.
Además de esto, la película ofrece algunas inspiradas ideas visuales, como las relativas al “radar” de vampiro de Morbius, o la escena de suspense en el barco. No hay que olvidar que el director, Daniel Espinosa, ya nos ofreció una interesante mezcla de ciencia-ficción y terror con Life (2017). Es una lástima que en Morbius esté condicionado por los problemas narrativos.
En definitiva, una película que puede entretener al espectador que esté dispuesto a rebajar el nivel de exigencia a unos mínimos, y que da la sensación de haber desperdiciado algunos elementos con posibilidades interesantes.