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Morgan

Caratula de "Morgan" (2016) - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Había cierta expectación adicional por ver Morgan. Y no porque su planteamiento resultara especialmente interesante sino porque se trataba de la primera película de una leyenda viva del cine, Luke Scott, hijo de Ridley Scott.

Aunque el padre no es que haya sido ningún ejemplo a seguir en una carrera repleta de altibajos su firma en títulos fundamentales del género como Alien y Blade Runner siempre lo han seguido haya donde fuere. Algo parecido se puede decir por tanto de su hijo, que sin haber presentado ninguna credencial por ser hijo de quien es ya ha sido merecedor de cierta condescendencia en su ópera prima.

Morgan nos cuenta una historia más o menos trillada. Unos científicos consiguen crear un ser humano que parece ser perfecto a través de ingeniería molecular. El resultado es una joven que según sus responsables, supone un paso más en la evolución del ser humano. Sin embargo, es bien sabido que cuando el hombre pretende sacarle una cabeza a la naturaleza puenteando el camino lógico y normal las cosas no suelen salir bien. Un desgraciado accidente levanta ampollas y se decide enviar a una analista para “analizar el riesgo” de semejante creación y de paso servir de personaje con el que el público se pueda identificar cuando llega de primeras a tan sofisticadas instalaciones.

En el fondo, Morgan no es más que una reinterpretación forzada del mito de Frankenstein en el que nuevamente los humanos, con demasiados conocimientos en sus manos suelen desembocar en abominaciones vitales. La cuestión, por tanto, está sobre la mesa. Es un monstruo, puede ser, pero también vida y si además le añadimos uno o dos matices puede que la cosa resulte prometedora.

El problema de Morgan es también, en el fondo, el mismo que suele tener Ridley Scott, que su preocupación por la estética y el cuidado escénico a veces lo derivan hacia productos demasiado convencionales y pierde de vista el fondo de lo que está abordando. Si bien aquí, Luke Scott no llega a los extremos delirantes a lo que puntualmente ha llegado su padre con las fugas de luz y los contrastes entre sombras, humo y lluvia, no es menos cierto que el film se queda en un cenagoso terreno en donde se podría haber dicho mucho pero al final se propone más bien poco. Su más o menos sorpresa del final, puede que les arregle la película a unos cuantos mientras es muy probable que muchos lo vean venir a kilómetros.

En cualquier caso Morgan es una cinta que se deja ver sin esfuerzo, lo que es bueno y malo al mismo tiempo. Dispone de unos actores sobresalientes como Toby Jones, Paul Giamatti o Jennifer Jason Leight que si bien no están todo lo aprovechados que podrían estarlo no es menos cierto que el menos dotan de una verosimilitud añadida a la película de Scott.

 

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