Crítica

Público recomendado: adulto.

Ir a ver una película de Clint Eastwood es casi siempre una apuesta segura. Siguiendo el personaje de Gran Torino, un anciano que afronta su última etapa en la vida, Mula nos presenta una historia interesante que, aunque convence y emociona, no termina de alcanzar la maestría de “Gran Torino”. Aún así, está muy por encima de las producciones actuales en su género y conecta con un público de distintas edades, que ya son fieles seguidores del director de Million Dólar Baby (2004), Los puentes de Madison (1995) o Sin perdón (1992), por la que obtuvo el óscar a mejor director y mejor película.

En este caso nos cuenta la vida de Earl Stone, un octogenario que está solo, sin dinero y con una hipoteca que no puede afrontar. Earl solo encuentra ilusión en el cultivo de flores, pasión que le ha mantenido alejado de su familia durante años. Un trabajo inesperado lo convierte en traficante de drogas para un cártel mexicano y pasa a ser sospechoso de la DEA, capitaneada por el agente Colin Bates (Bradley Cooper).

Con una dirección sencilla y eficaz, y un grupo de actores del nivel de Bradley Cooper, Andy García o Dianne West, Eastwood consigue introducirnos en una historia que ocurrió realmente, según un artículo publicado en un periódico americano. Vale la pena destacar las similitudes entre el protagonista de la película que nos ocupa (Earl Stone) y otros personajes del cine reciente como Walt Kowalski (Gran Torino) o Carl Fredricksen, de la película de animación de Pixar Up (2009). A raíz de estas similitudes, podríamos sugerir una especie de “arquetipo narrativo”, en donde el protagonista siempre es un anciano en una situación límite y afrontando la última etapa de su vida. No habría que olvidar que el propio Eastwood tiene ya ochenta y nueve años, y seguramente a través de Mula o Gran Torino hay mucho de él mismo en sus personajes.

Con más de cincuenta películas donde ha participado como actor, director, productor o compositor, Eastwood es una de las figuras más queridas y respetadas de la industria cinematográfica en todo el mundo. Aprendió del maestro Sergio Leone, y continúa incansable, ofreciendo al mundo historias cargadas de humanidad y sinceridad, propias de un “caballero” del cine; que nunca engaña al espectador ni lo manipula. En definitiva, una película notable que nos evoca al mejor Eastwood y que contiene una segunda parte muy familiar e inspiradora. No se la pierdan.