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My Hero Academia: You’re Next

Crítica

Público recomendado: +12

Si hay una tendencia clara en el consumo y producción audiovisual en estos últimos años, es la producción japonesa conocida como anime. En formato físico se llama manga, esos cómics tipo Bola de DragónNaruto o One Piece, que alcanzan la T.V. o el cine en un formato animado: y entonces se les llama animes (manga, cómics físicos y anime, su adaptación bien a T.V. bien a cine). Últimamente incluso hemos visto adaptaciones del anime a imagen real, como está ocurriendo en Disney desde hace unos pocos años; El Rey LeónAladdín o La Sirenita. Hablamos de casos tan conocidos como One Piece para Netflix, por ejemplo. Desde luego, si una línea de producción funciona, las productoras cinematográficas no pierden la ocasión y la explotan. Cada vez hay menos creaciones originales y aumentan las sagas, estamos en la época dorada de las adaptaciones del manga japonés.

En el caso de My Hero Academia: You´re Next es una adaptación del manga My Hero Academia, una obra de varios volúmenes creada en 2003 por Kôhei Horikoshi. En ella se nos plantea un mundo de héroes y villanos, en donde existe un “héroe principal”, como una especie de Mesías portador de un poder concreto, un don que puede ser entregado a placer por quien lo posee. De hecho, el héroe más popular All Might ha decido ofrecérselo a un joven sin ningún poder, porque ve algo especial en él. Interesante cómo el poder es “controlado” por el sujeto; lo que distorsiona el origen divino del mismo. El villano, que pretende convertirse en el sucesor de All Might se tornará villano, y se autoproclamará Dark Might.

Entonces, es un mundo donde existe una academia de héroes con sus distintos poderes, que deben enfrentarse a enemigos con facultades estrambóticas y habilidades inesperadas. En este punto de mutaciones en los villanos podemos conectar con la herencia del pueblo japonés sobre las consecuencias de los ataques nucleares, concretamente con las bombas de Hirosima y Nagasaki, que de alguna forma siempre está de fondo en sus historias (pensemos en la radioactividad y sus mutaciones). De igual forma, la tradición sísmica, con esa cantidad ingente de terremotos, introduce siempre el factor de ataque imprevisto; en donde incluso la sociedad civil parece preparada para afrontarlo todo. Pienso, por ejemplo, en la película Suzume, en donde la población es avisada por el móvil de los terremotos. Por no hablar de los escenarios desolados y desérticos que hay en las mismas ciudades, lugares derruidos que nunca se reconstruyeron. También vemos estos escenarios en My Hero Academia e incluso no hay ningún pudor en trasladar la batalla final al pleno centro de la ciudad, con el riesgo que implica la muerte de civiles. La población está expuesta, y lo llevan inscrito en su historia reciente.

El asunto es, ¿vale la pena la vida incluso tras todas estas dificultades y heridas heredadas? La película no ahonda mucho en ello, pero sí que apela a que el bien se encuentra en la Comunidad, de héroes que luchan contra el mal, y en que la salvación siempre pasa por hacer sonreír al prójimo; como si la salvación no fuera tan solo física (impido tu muerte) sino también interna (la salvación nace de dentro hacia fuera). Interesante.

La estructura de la película es sencilla, primero presentación del universo de la saga, y del villano principal. Se trata de la cuarta película de anime basada en el exitoso manga de Kôhei Horikoshi. En el apartado técnico destaca una calidad de animación notable, una vez más bajo el sello del estudio BONES que brilla especialmente en la batalla final contra Dark Might. Aun así, hay ciertos momentos en donde el ritmo se ve algo afectado, quizás porque la serie de T.V. influye en el montaje final. Pero en general los 110 minutos de duración resultan entretenidos y bien construidos, sobre todo por esos pequeños flashbacks en donde nos muestras las heridas de los personajes, incluida la herida afectiva del propio villano.

Estamos ante una interesante época donde el manga y el anime están, claramente, conquistando Occidente, es decir, que nuestros “jóvenes” son grandes seguidores de todos estos personajes; son sus nuevos referentes morales y existenciales. Porque primero se conquista el corazón, primero se gana la batalla en la intimidad (cuando un joven conecta con una historia en la soledad de su cuarto y ante las dificultades de la vida juvenil); y una vez tocado lo afectivo, entonces, se produce la conquista en masa. Como siempre ha ocurrido…

Carlos Aguilera Albesa

https://www.youtube.com/watch?v=FFkFfrHlYNk

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