Crítica:
Público recomendado: Todos los públicos
No hay nadie como los británicos a la hora de trenzar diálogos en el cine, porque convierten estos en la verdadera acción dramática. Con Negación, su director, Mick Jackson (Fuego sobre Bagdad, Proyecto magia y tv) ha dispuesto de un material extraordinario: la adaptación de la novela del mismo nombre de Deborah Lipstadt, realizada por el guionista David Hare, en la que el historiador británico David Irving niega el Holocausto judío.
Interpretado por Timothy Spall (Hamlet, Vanilla Sky, Quadrophenia…), Irving se querelló con la autora del libro en 1996 por difamación, encarnada por la actriz Raquel Weisz (El legado de Bourne, Detrás de las paredes, La verdad oculta…). El juicio se celebró ese año en Londres y, dada las peculiaridades de la ley inglesa, fueron los abogados de Lipstadt quienes tuvieron que demostrar que esta última era inocente de los cargos imputados.
La preparación minuciosa del juicio por parte del equipo defensor, capitaneada por el abogado de la defensa, interpretado por Tom Wilkinson (Snowden, Selma. Una decisión preligrosa…) es un auténtico derroche de acción dramática, contado con diálogos aclaratorios en planos cortos y medios, primeros planos y en secuencias que van yendo lenta pero eficazmente a sustentar las pruebas de la defensa. Es un ejercicio práctico de cómo llevar al espectador a conocer, con sencillez, las complejidades legales del tema sin que la acción pierda vivacidad.
El juicio ocurrido en 1996 tuvo una acogida mediática mundial, pues Irving fue uno de los abanderados, dando conferencias por Europa y Estados Unidos, de negar la exterminación de los judíos en los campos de concentración alemanes, ordenada por Hitler.
La acusada por este, la también historiadora Deborah Lipstadt, judía también, le sorprendió que tuviera que defenderse del cargo de difamación y recayera sobre ella el cargo de la prueba. Contó para ello con un equipo de abogados para demostrar su inocencia y achacar a Irving lo malintencionado de su postura. Destaca en este cometido el personaje de Wilkinson (Little boy, Selma, Una decisión peligrosa …), meticuloso en su trabajo de obtención de pruebas, y siguiendo una estrategia que descolocó también a la propia Lipstadt, contraria a las resoluciones de su equipo de abogados, uno de los planteamientos dramáticos más inteligentes del filme.
La ambientación y escenografía, donde el protocolo y la tradición en las vestimentas del juez y de los abogados (Irving se defiende solo) favorece el clima de credibilidad y confieren dignidad a las actuaciones de la justicia, cuestión que el director Mick Jason subraya con un contrapicado majestuoso del centenario Palacio de Justicia londinense donde se celebra la causa.
La fotografía de Haris Zambarloukos nos introduce en la pesada soledad heladora del campo de concentración de Auschwitz, santuario donde fueron asesinadas miles de personas y lugar que reclama oración, como la que realiza la historiadora norteamericana en su visita, y de silencio para considerar los horrores humanos, de los cuales todos somos portadores en determinados momentos por acción u omisión. “La banalidad del mal” a la que aludía la intelectual judía Anna Harendt.
Por esta y otras razones, Negación es una película que conviene ver con jóvenes para dialogar posteriormente con ellos sobre la condición humana —con sus luces y sus sombras—, de la que nadie está exento en volver a repetir actuaciones similares, y un fantástico modo de disfrutar por su inmejorable factura cinematográfica.