Crítica:
Público recomendado: Adultos
Inquietante y opresiva por momentos se nos presenta No confíes en nadie, una película de Rowan Joffe (El americano, 28 semanas después) a la que echamos en falta el vigor suficiente para ser más rotunda, a pesar de la presencia de dos actores oscarizados como Nicole Kidman y Colin Firth en sus interpretaciones en Las horas y El discurso del rey, respectivamente.
Christine (Nicole Kidman: Las horas, Retrato de una dama, Eyes Wide Shut, Moulin Rouge, Los otros, La intérprete…) sufre amnesia psicógena atípica porque fue atacada y golpeada en la cabeza por alguien al que no recuerda. Olvida recurrentemente lo que hizo el día anterior, por lo cual recibe la llamada del doctor Nasch (Mark Strong: Good, Ribin Hood, Kick-Ass, Syriana, Revólver…) para que rescate algunos de esos recuerdos que graba diariamente en una cámara de vídeo.
Ajeno a esa curiosa terapia, es su marido, Ben (Colin Firth: El discurso del rey, La última legión, El diario de Bridge Jones, La importancia de llamarse Ernesto…), quien sufre pacientemente la enfermedad de su mujer y se esfuerza por aclarar las cuestiones que ella le plantea tras los relámpagos de memoria que ocasionalmente tiene. Estos aumentan tímidamente la consciencia de la enferma gracias a las grabaciones que ella realiza antes de que concluya el día. La terapia del doctor Nash y, principalmente, el reencuentro con una amiga después de varios años da un giro espeluznante a la historia.
Basado en la novela de S.J. Watson, nos recuerda aquel otro filme de Cristhoper Nolan, Memento, que también giraba sobre la amnesia y que fue nominada para los Oscar.
El guión de No confíes en nadie es también del director, Rowan Joffe, y combina momentos brillantes de suspense con otros que no aclaran suficientemente las pérdidas y tomas de conciencia de memoria de la protagonista. Estos, un mayor hondura para tratar las obsesiones humanas y algunos momentos en los que se echa en falta mayor compromiso con la dirección de actores, con el que obtener de ellos mejores registros dramáticos, conducen a esta cinta a una sensación de frialdad, en la que se percibe que se ha malogrado algo colosal en este “trhiller” psicológico que hubiera podido estar en la galería de mejores filmes de género.