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No habrá paz para los malvados

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica:

Público Recomendado: Adultos

Le pasa a grandes de la música como a Paco de Lucía, que tan sólo aparecen en escena cuando tienen algo nuevo o importante que aportar. Le pasa a varias figuras relevantes de distintos sectores. Son personas dotadas de un tempo creativo concreto, que junto a un denso trabajo personal, permiten gestar obras más cuidadas que el resto, son obras con identidad propia.

El binomio Enrique Urbizu y José Coronado parece estar llamado a  hacer un camino interesante dentro del cine español. Tras casi una década de su anterior película, La vida mancha (2003), el bilbaíno Urbizu vuelve con No habrá paz para los malvados. Se trata de una película de cine negro, violenta explícitamente, que reflexiona en torno a un tema polémico y candente.

José Coronado interpreta al inspector Santos Trinidad, un ex-miembro de grupos de elite, altamente condecorado, fracasado y violento, que ahora está en el departamento de personas desaparecidas. La película arranca presentándonos a este Cowboy rebelde que no respeta norma ni autoridad. Es un personaje atormentado por un suceso del pasado que le ha llevado a la bebida y a otras adiciones. De repente, se ve involucrado en un triple crimen con unos narcotraficantes colombianos. Culpable del triple crimen encarna una lucha por limpiar todo rastro que lo pueda inculpar. En esa obsesión persecutoria descubrirá que la banda colombiana está vinculada con islamistas radicales. Por otro lado, la justicia encarnada en la implacable y rigurosa Juez Chacón, irá hasta el fondo de este caso, y perseguirá al inspector Santos Trinidad hasta detenerlo, si es necesario.

Urbizu consigue desde los primeros minutos marcar un ritmo visual propio de una cámara madura, con un pulso firme y decidido, que delata un sello propio. Urbizu posee una potente firma visual identificable. Se agradece que dentro de la industria de cine española aparezca una obra de estas características. Soberbia la interpretación de Coronado, que le debería llevar a pasearse por medio mundo recogiendo premios y buenas críticas. Destacable, también el popularmente televisivo Juan José Artero aunque resulta, junto al resto de personajes secundarios, algo planos y monolíticos en su construcción.

No estamos ante una película que muestra una violencia estética sin sentido, sino que Urbizu nos propone revisar un tema actual, desde la perspectiva del cine negro. De ahí que trate la violencia como algo importante tanto para el guión como para la puesta en escena. Sin embargo, aunque pudiera evocarnos a los clásicos thrillers americanos de los años 70, o incluso al género Western en algunos planos generales o en el uso de la luz, No habrá paz para los malvados podría enmarcarse dentro de un cierto cine social reciente. Un cine muy explícito, que no es cine de género, que recurre (si es que es necesario) a la violencia como necesidad argumental, pero que porta un mensaje final o al menos busca una reflexión. Dentro de esta categoría y unificando el tipo de mensaje, se encontrarían películas como Munich (2005), La deuda(2010), El hundimiento (2004), La vida de los otros(2006), Mystic River (2003), etcétera… La segunda guerra mundial para el pueblo alemán, el 11-S para el pueblo americano o el 11-M para el pueblo español, son hechos que expresan acontecimientos difíciles de digerir y de superar.

Urbizu, como Eastwood o Spielberg, ha sabido mostrar (o al menos despertar) los fantasmas y miedos que pueden habitar en el interior de un pueblo amenazado. Lo ha hecho de la mano de un ya legendario Santos Trinidad. Aunque pocas veces las reflexiones visuales sobre estos conflictos traspasan el miedo o la culpa. Sí que parecen generar momentos de “espera”, como si una vez mostrada una herida se esperase al médico que pudiera curarla. Interesante en este sentido, la postura que en dos ocasiones toma Santos Trinidad, sentado, como mirando al horizonte, con su revólver colgando de un solo dedo. Aunque pudiésemos interpretar esa imagen al horizonte, como el lugar al que lleva el poder del mal continuado, no se puede negar que las acciones de Santos misteriosamente salvan miles de vidas.

El título de esta película fue tomado desde el inicio del proyecto por el director. Está escogido de la Biblia, del profeta Isaías,  concretamente en la parte en donde el profeta relata cómo Dios reprende la infidelidad de Israel. Justo en el capítulo siguiente, Isaías continúa mostrándonos a Israel como siervo de Dios. Que Santos Trinidad pudiese en el fondo de su historia y dolor, esperar algo distinto o que sus acciones fuesen misteriosamente un bien para otros, deja entreabierta la puerta para continuar leyendo…

No habrá paz para los malvados, dijo Dios.

Oídme, costas y escuchad, pueblos lejanos.

Dios me llamó desde el vientre,

Desde las entrañas de mi madre

Tuvo mi nombre en memoria.

 

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