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Nunca me abandones

Caratula de ""

Crítica

Katty -Carey Mulligan-, Tommy -Andrew Gardfield- y Ruth -Keira Knightley- son tres amigos que se crían en Hailsham, lo que parece ser un orfanato situado en algún idílico punto de Inglaterra.

Algo extraño se cierne sin embargo sobre el lugar, en el que los alumnos están muy controlados y atendidos por personas que en numerosas ocasiones les hacen ver que, por algún motivo que ellos desconocen, son niños especiales.

Con el tiempo Katty, Tommy y Ruth, al igual que sus compañeros, descubrirán la verdad: fueron diseñados y creados con la única intención de que se convirtieran en donantes de órganos humanos.

La inquietud del hombre acerca de las consecuencias de la manipulación genética se ha manifestado en películas de diversos géneros como Blade Runner, El sexto día o más recientemente La isla o La decisión de Anne

El tratamiento realista y dramático que recibe este tema  en la película que nos ocupa constituye uno de los principales aciertos del director. La trama de ficción se desarrolla en nuestro siglo, y en un entorno real, pacífico, bello, ya recreado tantas otras veces, en el que nada demasiado importante parece ocurrir. El contraste entre el fluir cotidiano de la vida de las personas normales y la situación de los “donantes”, a los que se dejará morir después de haber cumplido su misión, resulta tan inquietante como el silencio cómplice de la población y la triste resignación de los protagonistas.

Muy pocos personajes en la película se plantean la posibilidad de que la utilización de los clones constituya un atentado contra la dignidad del hombre. Y los pocos que lo hacen, y se muestran convencidos de la existencia de un alma humana en los protagonistas, asisten con resignación al espectáculo de su abandono por parte de la sociedad.

Una película incómoda para quien quiera ver que muchas de las situaciones que plantea –a pesar de que hoy por hoy son solo ficción- podrían ser un paso más después de la experimentación embrionaria que tiene lugar en la actualidad. Y es que debajo de estas prácticas subyace el mismo planteamiento que justificaría el diseño de seres humanos de acuerdo a unas determinadas características biológicas y su posterior estandarización, como si fueran despensas vivientes de órganos humanos: cualquier avance científico que ayude a curar o mejorar la salud de personas vivas es deseable, a pesar de que exija apartar u obviar la reflexión acerca del valor inalienable de vida humana.

A pesar de ser una obra desesperanzada y dura en ocasiones, las buenas interpretaciones de Carey Mulligan -An education-, Keira Knightley -Orgullo y prejuicio- y Andrew Gardfield -La red social-, una brillante y sobrecogedora banda sonora, un buen guión, y una cuidadísima puesta en escena hacen de esta película una pequeña joya de nuestros días.

 

Ana Lanuza

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