Oasis: Supersonic

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Movie Details

Título original
Supersonic
Director
Mat Whitecross
Géneros
Documental, Música
Sinopsis
Documental sobre la legendaria banda británica Oasis, compuesta por los hermanos Liam y Noel Gallagher, dos jóvenes de Manchester con una vehemente y arrolladora personalidad que en los 90 consiguieron convertir a su banda en la más grande del planeta. Una mirada en profundidad a la vida y música de la famosa banda británica. Oasis es el grupo icónico de la década de los 90, que logró definir el estilo de toda una era. Desde sus comienzos en un pequeño sótano de la ciudad británica, hasta sus conciertos en grandes escenarios del mundo; "Supersonic" enmarca el camino que esta banda recorre para apoderarse del éxito a costa de la relación entre sus líderes y hermanos. Los productores de Amy entregan este film en el que retratan a los hermanos y su relación con las drogas, sus míticas peleas -hoy en día no se hablan-, su rivalidad consanguínea, y sus opiniones sobre el britpop y el rock & roll.
País
 Reino Unido
Duración
2 h 02 min
Estreno
2 octubre 2016
Certificación oficial
R
Reparto
Noel Gallagher, Liam Gallagher, Paul Arthurs, Paul Gallagher, Peggy Gallagher, Tony McCarroll, Alan McGee

Crítica:

Público recomendado: Jóvenes-Adultos

Hay un tipo de democracia radical de la que soy un converso. Y es aquella que no culpa al marketing de los fenómenos musicales que triunfan; aquella que atribuye, sin prejuicios, sin cortapisas, sin limitaciones, toda la legitimidad al hombre común, al chaval o chavala de dieciséis años, o al tipo de treinta y uno, para decidir cuál es la mejor banda del mundo. Aquella que no desconfía de las canciones prefabricadas y estandarizadas; aquella que se aleja de la larga sombra del gran pensador que fue Adorno.

Estos demócratas radicales aceptamos que los fans tienen sus razones para adorar sus canciones. Por supuesto, “50.000.000 Elvis fans can’t be wrong”. Una de esas razones será, habitualmente, que se enamoraron, o pasaron un gran verano con esa música de fondo. Las razones por las que nos gusta la música normalmente son tanto extramusicales como musicales. No se le dé más vueltas. Y prescindamos de los intelectualoides que desprecian a los que les gusta incluso la buena música, pero por las razones equivocadas.

Por eso me veo obligado admitir, contra mi gusto, que Oasis han sido los más grandes, porque sus fans les han convertido en la banda de rock más grande de los años 90. Sin embargo, como músicos han sido enormemente limitados, sus canciones, enormemente sencillas, y sus letras, sin apenas pretensiones. Recuerdo cuando en los años 90 compraba la revista Guitarist, hubo un año que las votaciones de los lectores concedieron a Noel Gallagher dos premios curiosos: el mejor guitarrista del año (¡) y peor guitarrista del año (¡¡). Estos son Oasis, polarizan y generan oposición. Esta dualidad, como guitarrista, habla bien de ellos: un grupo capaz de conectar a través de la sencillez y de la simplicidad con un enorme público a lo ancho y largo de todo el planeta.

Esto es, para mí, Oasis. ¿Y qué hacemos con el documental? Muy fácil; el fan de Oasis está de enhorabuena. El resto, ni se moleste. Hay documentales que tienen fondo, razones, interés, drama, tensión o reflexiones interesantes, junto a la buena música. Supersonic, en cambio, apenas tiene algo de aquello pero sí de esta. La dinámica interna del grupo, basada en las disputas de los dos hermanos Gallagher, ha sido una de las cuestiones más aburridas y artificialmente explotadas de la vida de esta banda. Las entrevistas e imágenes de la banda van jalonadas de animaciones y tiene una estructura ya utilizada en el documental Never say never, sobre Justin Bieber: el documental se abre con una macroconcierto ante cientos de miles de personas para contar, a continuación, como unos vagos y unos colgaos logran salir de la nada hasta llegar a ese concierto, convertidos ya en las mayores estrellas del rock.

Son escasos los momentos de verdadero interés, salvo la mera anécdota de consumo interno para los fans. Una familia deshecha por un padre capullo e irresponsable, que sale adelante gracias a una madre esforzada; sus irresponsables apologías de las drogas, más propias de colocaos que de ideólogos; su pobreza de vocabulario es paradigmática, hasta el punto de dudar de si en todo el documental, entre los dos hermanos, incluido el letrista, logran usar más de 1000 palabras, sin contar “fuckin’”. Pero como logro sí podemos decir que finalmente se apuntan, al menos, las grandes cuestiones “sacramentales de la música”: ¿para quién tocamos?, ¿cuál es el sentido de todo esto? La cosa llega al final y son muy tópicos al responder, pero la pregunta cuando llega, es bienvenida.

 

 

 

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