Oblivion 
Público recomendado: Jóvenes
El joven director estadounidense de 38 años, Joseph Kosinski (Tron: Legacy, 2010), aprovecha una novela gráfica suya para llevar a la gran pantalla Oblivion, una suerte de popurrí cinematográfico, en el que rescata, con cierto tiento, a muy variados fragmentos de historias fílmicas, basados en la ciencia-ficción más popular, para presentar una historia rocambolesca sobre la libertad humana, la predestinación y el uso irregular que el hombre ha tomado por destruirlo todo, aderezado con pasajes oníricos no muy bien resueltos que desequilibran la narración, sin saber, a veces, a dónde se dirige.
Allá en 2077 Jack Harper es un técnico especializado en la reparación de drones destinado a la Tierra, que fue evacuada hace mucho tiempo. Forma parte de una enorme operación dirigida a extraer recursos vitales después de décadas de guerra con la aterradora amenaza que representan los Scavengers, una especie que sobrevive rebuscando en las ruinas de un planeta Tierra que ha evolucionado hasta ser irreconocible. Pero la misión de Jack toca a su fin. Dentro de dos semanas se unirá a los supervivientes en una colonia lunar lejos de un mundo devastado por la guerra y al que sigue considerando su hogar.
Kosinski mejora y madura cinematográficamente con Oblivion, tras su resbalón inicial cuando debutó con Tron: Legacy. De los errores de aquella, el realizador ahora ha sabido crear un mundo propio en el que critica la deshumanización del hombre para dar más voz a las máquinas y donde no deja apenas opciones al futuro de la raza humana, suceso que ya dejó patente Alfonso Cuarón en 2006 con Hijos de los hombres.
En el caso de Oblivion, el caos y el orden aparecen muy bien delimitados, como si se tratara de una estructura arquitectónica futurista muy lograda en detalles: paisajes desoladores y apocalípticos cuando se contemplan los exteriores y cierto confort cuando se aprecian los interiores. En este sentido, serían innumerables las referencias directas a filmes del género donde se apoya Kosinski, y no sólo visualmente. Cualquier aficionado detectará 2001: Una odisea en el espacio (1968), Blade Runner (1982) o las dos versiones de El planeta de los simios (1968 y 2001), entre una lista muy larga.
Lo que pesa a Oblivion es su descarado y fallido tono filosófico, que se entretiene en discernir entre lo que puede o debe ser lícito y lo que no, entre la libertad o la predestinación -que con mucha sabiduría consiguió Steven Spielberg en su espléndida Minority report, 2002- o los hermanos Wachowski en Matrix, 1999 -¿recuerdan eso de pastilla roja o pastilla azul?- sin llegar en ningún momento a una conclusión que ponga negro sobre blanco las buenas intenciones de la película.
Se echa de menos una propuesta antropológica que conceda una tregua a los temas de fe, que en Obvilion pasan de puntillas. Estos efectos farragosos provocan arritmias en el guión que estropean el buen ritmo que toma la película en su mayor parte, ayudada por una factura visual impecable, acción a raudales y un elenco de actores apabullante.
Tom Cruise demuestra sus capacidades interpretativas, a sabiendas de que claramente el guión se ha escrito para su lucimiento, pero no por ello las de Andrea Riseborrough, Olga Kurylenko o Morgan Freeman son menores, sino que complementan a Cruise suficientemente sin que queden en absoluto descompensadas.
Queda, pues, un amable producto de entretenimiento, familiar y palomitero, que sólo triunfa en su propuesta visual, y que no pasará a la historia del cine de ciencia-ficción como un filme recurrente.
José Luis Panero
Ficha técnica:
(Horizons, Estados Unidos, 2013)
Dirección: Joseph Kosinski
Interpretación: Tom Cruise (Jack), Olga Kurylenko (Julia), Andrea Riseborough (Victoria), Morgan Freeman (Beech), Nikolaj Coster-Waldau (Sykes), Melissa Leo (Sally), Zoe Bell (Kara).
Duración: 125 min.
Género: Ciencia-ficción