Crítica:

Público recomendado: Mayores de 7 años

La que ha sido calificada como una de las películas más tibias de Roman Polanski es una adaptación poderosa y correctísima de la famosa novela de Charles Dickens que fue todo un hito en la historia de la literatura inglesa. Después de numerosas adaptaciones cinematográficas, la de Polanski es, seguramente, la más fidedigna al texto original y, al mismo tiempo, la menos enfática, enfocada desde un punto de visto poderoso y contundente, pero nada enfático. Ahora bien, no hay nada aquí de la marca de la casa de Polanski: su obsesión por los espacios cerrados y la paranoia, la cerrazón en un pensamiento único que obsesiona a sus personajes o su fascinación por la evolución dramática de unos personajes que empiezan en un estado plano y acaban en uno delirante y extremo. La bondad de Mr. Brownlow y su empeño en querer sacar al joven Oliver de la situación de miseria y degradación en que viven le hará pasar también por toda clase de padecimientos en aras de un bien mayor. Su perseverancia es sobrecogedora, caso lo más hermoso del filme.