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Olvido y León

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado +16

En 2014, Xavier Bermúdez sorprendió con una curiosa película, león y Olvido, sobre la relación de dos hermanos mellizos, uno de ellos con síndrome de Down. Ahora, 15 años después, da la vuelta al título y lo convierte en Olvido y León, y se acerca de nuevo a la vida en común de los dos hermanos. No es propiamente una segunda parte, en el sentido de que no hay que haber visto la película anterior para comprender cada detalle de la actual. Se trata sencillamente de una secuela, con total autonomía sobre la anterior.

Día se centra totalmente en ambos personajes, Olvido y León. No tanto en las situaciones y hechos Exteriores que les acaecen ni en cómo les afectan, sino más bien en su forma peculiar de afrontar la vida.

Marta Larralde hace un gran trabajo encarnando a la hermosa Olvido. Marta es una gran actriz (seguramente no suficientemente valorada), pero su personaje resulta confuso y lejano al espectador. Igualmente débil y vencida cuando está presionada por circunstancias adversas que cuando se diría que se ha obrado un milagro en su vida. Pero Bermúdez no profundiza en la extraña psicología –o, tal vez, en la patología– de Olvido. Solo muestra sus consecuencias. Lo cual resulta tan superficial que impide que el espectador conecte y se conmueva con la situación.

También el trabajo actoral de Guillem Jiménez es impecable, pero, en su caso, actor y personaje se identifican de tal modo que realidad y ficción quedan en el mismo plano. León Guillem es tan entrañable, tan natural, tan cercano, que aleja toda visión paternalista y compasiva, mientras despierta toda la simpatía y solidaridad. Es un ser humano extraordinario (literalmente, es decir, “más allá de lo común”), con “mucho amor que dar y mucho amor que recibir”, según sus propias palabras.

El resto de la película es muy flojo. La trama es errática, no atrapa porque todo resulta confuso y sin sentido, desde los momentos de reivindicaciones sociales, puestos allí de rondón, tal vez para dar (de forma fallida) al argumento algo actual de interés, hasta el misterioso, casi mágico, personaje del nuevo casero.

Una película prescindible, a pesar del magnífico trabajo de Marta Larralde y de Guillem Jiménez. Guillem falleció poco después de terminar el rodaje y a él ha querido Javier Bermúdez rendirle homenaje con la película. A él aparece dedicada.

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