Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Otra tierra

Caratula de "Otra tierra" (2011) - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

El joven director Mike Cahill, curtido en diversos puestos técnicos, se pone tras la cámara para afrontar su primer largo de ficción tras su debut con un documental sobre Cuba en 2004. Otra tierra se basa en un guión escrito a medias entre el director yla actriz Brit Marling, que es además la protagonista absoluta del film y su productora.

La película entrelaza dos tramas argumentales. Una es el drama de una joven, Rhoda, que por un despiste al conducir se lleva por delante a una familia. Han pasado cuatro años y la conciencia de culpa y el arrepentimiento le obsesionan desde que salió dela cárcel. Laotra trama es de ciencia ficción: se ha descubierto un planeta que es una copia exacta de la Tierra y de sus habitantes. Ambas historias se cruzan cuando Rhoda comprende que la existencia de esa nueva tierra puede ayudarle a lavar su pasado.

La película tiene un marcado tono indie, e indudablemente transita por senderos de mucho riesgo. Sin embargo, consigue lo más difícil: crear una atmósfera densa, creíble, con hondura dramática y con fuerza hipnótica. Es inevitable asociar ciertas escenas con nombres como Shyamalan, Kubrick, Iñárritu e incluso con el Tarkovski de Solaris. Quizá estas referencias suenen pretenciosas, pero lo cierto es que el film no tiene un aire pedante, aunque sí hace gala de un lenguaje muy posmoderno en sus códigos visuales, en sus encuadres poco finos, su textura a menudo con grano y sus eventuales desenfoques. Otra tierra tiene otro parentesco menos evidente pero más profundo: nos referimos a sus paralelismos con El árbol de la vida. Aquí también la conciencia del mal despierta el deseo de algo radicalmente nuevo que redima del error y de sus consecuencias. Ese algo está representado por la “otra tierra”, sinónimo de “otra oportunidad”, tema del cine americano por excelencia. Pero el acento en el film de Cahill está en la necesidad de ser perdonado y curar las heridas, más que en un clásico “volver a empezar”. En realidad, lo que Rhoda anhela es “otro” yo, un nuevo yo. No es casual que Rhoda trabaje como limpiadora, metáfora de su búsqueda de purificación. Ciertamente el film carece de la trascendencia nítidamente cristiana de El árbol de la vida, pero la presencia del misterio atraviesa la vida de la protagonista, como se expresa tan cinematográficamente en muchos planos. Además, el sacrificio tiene un papel central en el camino de redención que propone Cahill en su film.

Otra tierra es fundamentalmente un film poético, como el de Malick. Y algunas escenas, como la de la leyenda del cosmonauta ruso o la del concierto son sencillamente deliciosas. Y es que la belleza en esta cinta tiene un cierto halo redentor.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad