Crítica
Público recomendado: +9
Adaptación al cine en imagen real del clásico Las aventuras de Pinocho, de Carlo Collodi, esta vez bajo la dirección de Matteo Garrone, Gomorra (2008), Reality (2012) El cuento de los cuentos (2015), donde ya recreó magistralmente varias fábulas populares fantásticas, recopiladas por Giambattista Basile en su libro homónimo, y Dogman (2018).
La película sigue paso a paso el relato original: Gepetto hace una figura infantil de madera que cobra vida. El niño de madera, caprichoso, desobediente, vago y mentiroso -sobre todo mentiroso- vivirá distintas aventuras, más bien desventuras, que le harán cambiar de actitud hasta convertirse en el hijo responsable y cariñoso con el que sueña Gepetto. Pinocho, gracias a sus buenas acciones, finalmente será transformado en un niño real por el Hada Azul.
La película es una delicia por su dirección de producción, con unos personajes que se mueven entre lo oscuro -quizás en algunos momentos demasiado sombríos para el público más infantil- y lo tierno. La adaptación se ciñe a los personajes y episodios del libro original, pero con matices: el Gepetto iracundo de Collodi, por ejemplo, se transforma aquí en un carpintero paupérrimo, candoroso y paciente bajo la piel un Roberto Benigni que da lo mejor de sí. Pero realmente la historia está muy anclada en el relato de Collodi, como el propio Garrone manifiesta en una entrevista: “para mí la mejor manera de sorprenderlo [al espectador] es volver al libro original”.
Se puede ver la mano de Garrone en este Pinocho inocente y ruin, en un Gepetto pobre hasta los tuétanos, pero digno y bondadoso, en una Hada esquiva, sombría y maternal, o en esos dos personajes inseparables, gato o zorro, que sufren la misma miseria que el viejo carpintero, pero con un talante muy distinto y mezquino. Pinocho va así aprendiendo con quien es mejor juntarse y no juntarse.
Diseño de producción muy logrado, con una combinación muy artística de vestuario, maquillaje, a cargo del oscarizado Mark Coulier, dirección de fotografía y dirección artística. Quizás lo menos acertado es el tono general de la historia, que no logra dar con el público al que se dirige, quedándose a medio camino entre lo familiar y un público más adulto. El pasaje de ballena también está entre lo menos conseguido del film, así como un Pepito Grillo desaprovechado.
Matteo Garrone es un director con voz propia, menos reconocible en esta entrega, que se ha embarcado en una adaptación del relato de Pinocho distinta, pero fiel a la historia de Collodi, con muchos contrastes a todos los niveles, desde el espíritu de los personajes hasta el vestuario. La película difícilmente gustará a todos, pero tiene aciertos notables y aunque es cierto que resulta muy episódica, el resultado final es meritorio y hacen de este Pinocho una cita más que interesante.