Crítica:

Público recomendado: Adultos

Martin (Fabrice Luchini), un ex-parisino adinerado y apasionado lector de Gustave Flaubert se instala como panadero en un pueblo de Normandía.

En la granja de al lado viven un matrimonio de jóvenes ingleses restauradores de muebles cuyos nombres y forma de vida le recuerdan mucho a los personajes del escritor. ¿La vida imita al arte o el arte a la vida? La eterna discusión estética y en ocasiones esteticista y superficial, se retoma en este caso. Poco a poco Martin se irá involucrando en sus vidas como guía de la zona y mentor, tratando de interferir en su destino con su obsesión por el personaje de Flaubert que ve reflejado en Gemma.

Adaptación de la novela gráfica de Posy Simmonds que cuenta la historia de Gemma Tate (Gemma Arterton), una joven casada que empezará a dudar entre sus deseos y obligaciones como esposa, cuando su antiguo novio Patrick (Mel Raido) regrese al pequeño pueblo normando donde viven. El triángulo amoroso, el voyeur, los fantásticos paisajes y entornos de la campiña francesa, el cambio de tercio o de pareja como algo inexorable que se presenta en la vida…

Demasiados ingredientes previsibles: la vida campestre, el naturalismo francés al que le gusta el descaro, Flaubert, la recuperación de un feminismo sutil pero atávico y una sensual mujer. Pero las actuaciones son muy planas, a pesar del humor y el tono jocoso que envuelve la historia, las conexiones entre literatura y cine, la película no trasciende una sesión de entretenimiento.