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¿Quién mato a Bambi?

Caratula de "¿Quién mató a Bambi?"

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Una veta importante de comedias actuales cultiva el género del esperpento con variados matices según las latitudes de donde se realicen. Pero todas ellas se nutren del absurdo y lo grotesco en cantidades severas, aunque se las califique como películas de “palomitas”.

En éste, que ya parece un género, se encuadra la deslumbrante por momentos ¿Quién mató a Bambi?, del director sevillano Santi Amoedo (Astronautas, Cabeza de Perro)

Digo, deslumbrante por momentos, porque el cine de Amoedo está insuflado de referencias oníricas y subliminales que sabe transmitir con sus elementos técnicos, una banda musical vintage y un guión, también de Amoedo, hipnóticamente desorbitado. La persecución de Edu a David y Mudo es sólo una de las perchas donde cuelga tan exuberante ropero.

Con una sobreimpresión en pantalla de los mensajes que se mandan dos de los protagonistas, nos solicita la creatividad de Amoedo en el inicio del filme. David (Quim Gutiérrez, Los últimos días, Tres bodas de más, La gran familia española…) es llamado por su jefe y futuro suegro a su despacho poco antes de concluir la jornada laboral. En la conversación, éste sufre un desmayo, lo que lleva a David a requerir urgentemente la ayuda de su amigo Mudo (Julián Villagrán, Impávido, Historias robadas). Como trabajan juntos y la oficina ha quedado vacía, ambos deciden actuar y en ese momento empieza la cadena de disparates.

Momentos hilarantes se reparten a granel, siempre con el marchamo surrealista con que se plantean, encarnados en los personajes “límite” que nos encontramos por el camino. Edu (Ernesto Alterio, Dolor, La montaña rusa, Amigos, Infancia clandestina, Los dos lados de la cama) es uno de ellos. Junto con su novia y un amigo italiano secuestran a un gran empresario. La galería de “fumaos” no acaba ahí, porque aparecen otros tan estrambóticos como el abogado “drogata”, el taxista bizco o la criada “pachorra”. Fauna exquisita que completan una cacatúa de lo más resultona y, su dueño, Bambi, un aborigen intimidante.

Por lo demás, no falta el despelote generalizado con que acaba la fiesta de cumpleaños de la madre de Paula, novia de David, tan socorrido para retratar a la alta sociedad y poner la guinda picante a este filme, adaptación de la película mexicana Matando Cabos, del director Alejandro Lozano.

Amoedo ha confesado que hace este cine porque se le “cayó una película hace pocos años, una película muy de autor, muy sufrida, muy oscura, y entonces preferí mundos luminosos, llenos de luz: me apetecía rodar una comedia”.

¿Quién mató a Bambi?, que cuenta con el espaldarazo dela Columbia, hará reír a quienes quieran asistir a un nuevo rifirrafe de situaciones estrambóticas y grotescas. Más allá de eso, hay algunos momentos de buen cine, que vaticinan, cuando los aborde, trabajos fílmicos más comprometidos de este director sevillano.

Esperamos expectantes.

 

 

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