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Rompiendo las normas

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +13

Película estrenada en plataformas

Sally Alexander (Keira Knightley) es una joven madre recién divorciada que retoma sus estudios de derecho. En la universidad conocerá el Movimiento de Liberación de las Mujeres, del que proto formará parte. El objetivo del Movimiento; desbaratar durante la emisión en directo, el certamen Miss Mundo, uno de los programas de televisión con más audiencia de los años 60.

La película, dirigida por Phillipa Lowthorpe, es como su apellido; bastante “thorpe”. Irregular, cansina, y previsible. Probablemente deje insatisfechas tanto a detractoras del feminismo radical de los 60, como a defensoras.

Mientras para Sally, el certamen no era más que una muestra repugnante de la cosificación del cuerpo femenino, para Miss Granada (interpretada por Gugu Mbatha-Raw), la primera mujer de color que ganó la corona Miss Mundo, suponía dar a las niñas de su pais la posibilidad de aspirar a más. Pero este difícil equilibrio, apenas tiene peso dramático en la película.

Con guion de Gaby Chiappe y Rebecca Frayn en el que intentan equilibrar la balanza entre  activistas y misses, no termina de cuajar. En una frívola secuencia en un cuarto de baño público, metida con calzador, y totalmente inverosímil, los supuestos personajes antagonistas ven pasar el que hubiera sido el plato fuerte de la película, como se ve pasar en una fiesta un camarero con una bandeja vacía; deprimente.

Ya sea por guion o por dirección, todo sabe a poco. La lucha feminista venía cuajándose desde la década anterior, como un movimiento post “black power”, como vimos hace pocas semanas en la película The Glorias, el biopic de Gloria Steinmen, una de las fundadoras de la revista femenina Ms. Y cabeza principal junto a Betty Friedan de La Segunda Ola feminista. Muy poco de esta lucha se ve reflejado en la película.

Curiosamente dan más juego los pegajosos personajes masculinos, tanto el presentador del certamen Bob Hope, como su director, ambos estrafalarios y babeantes personajes, representantes del basurero hedonista del mundo de la moda, la televisión y los certámenes miss y mister de aquella época. Sus intrigas matrimoniales apenas esbozadas, causan más interés que el manido discurso feminista del patriarcado.

En definitiva, y a pesar del estupendo reparto que intenta defender con mucha dignidad sus respectivos personajes, la película es un acercamiento muy superficial al verdadero drama que sufrió la mujer en una época convulsa y confusa, donde se confundieron dignas y muy luchadas aspiraciones femeninas, con una ideología panfletaria y marxista que no resolvía, ni resolvió, los verdaderos logros a los que la mujer todavía hoy aspira.

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