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Scream

Caratula de "Scream" (2022) - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +18

De vez en cuando ocurre que se estrena una película que aspira a repetir un éxito que en su día fue vapuleado por la crítica y que solo consigue una cosa, que admitamos que la propuesta original en realidad no era tan mala. O, dicho de otro modo, películas que suelen ser tan mediocres que dignifican la cinta fundacional. Un buen ejemplo de esto sería sin duda Scream, versión 2022, una película que se suma a la extensa (y en gran medida innecesarias) secuelas de Scream. Vigila quien llama (1996), compuestas por Scream 2 (1997), Scream 3 (2000) y Scream 4 (2011).

La saga original, de la primera a la cuarta entrega, con todos sus defectos, tenían detrás a un director que sabía lo que se hacía y en muchos sentidos un maestro del género, Wes Craven. En este sentido, la primera película era la más redonda, en tanto aguardaba el elemento sorpresa en forma de una simpática bofetada a los propios tópicos del género. Sin embargo, con todas sus virtudes, la propuesta era lo que era y estirarla mucho más no tenía demasiado sentido.

Y así es como llegamos a Scream, versión 2022. Sin Wes Craven (director fallecido en 2015, de hecho, la película está dedicada a él), sin Kevin Willamson (el guionista) y incluso sin Marco Beltrami (autor de la banda sonora), este Scream es más bien un intento por emular los esquivos logros de la cinta original imitando, en la medida de lo posible, lo que hizo de aquella saga de películas de bajo presupuesto un éxito de taquilla y una tetralogía de culto. Para esto, como se reconoce en la propia cinta, nada mejor que traer de vuelta los protagonistas originales, Neve Campbell, Courtney Cox y David Arquette. Y, en segundo lugar, ofrecer una estructura y unos trucos muy similares.

En efecto, Scream, versión 2022, empieza casi al dictado como Scream. Vigila quien llama, pero ya aquí podemos atisbar que ni Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillet, por más que sean dos directores, no son Wes Craven que era solo uno, pero también que Guy Busick y James Vanderbilt, tampoco son Kevin Williamson. Lo que decía, hacer bueno lo malo. O por lo menos, hacernos ver con más claridad que en efecto, lo que hacía Wes Craven no era solo achuchar al público salpicándolo de sangre.

Dicho esto, y con toda la prudencia del mundo, hay que reconocer que Scream, versión 2022, como slasher, funciona. Es decir, es entretenido. Y, lo que es más, tiene un par de escenas muy bien construidas (atención al momento en el hospital por más que su resolución sea previsible). Pese a todo, el conjunto no vale la pena, seamos francos. Sus directores, que venían de firmar un par de títulos más bien discretos como El heredero del Diablo (2014) y Noche de bodas (2019) hacen lo que pueden, que es lo justo y necesario para no caer en lo bochornoso, con el raquítico guion de Busick (guionista de Noche de bodas) y Vanderbilt (guionista de Inependence Day. Contraataque).

Lo que suelo decir en estos casos, hay infinidad de cosas que hacer mejor que ir al cine a ver una película como Scream, versión 2022. Pero si algún día se la encuentran y la ven por accidente (porque esas cosas pasan), siempre y cuando toleren su moderadamente alto nivel de violencia, la cosa tampoco es para rasgarse las vestiduras.

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