Crítica
Público recomendado: +12
Con la vitola de haber obtenido la Espiga de Plata y el Premio del Público en el último Festival de Cine de Valladolid y hacerse también con el reconocimiento al Mejor actor, para Escolar Mellali, en el Festival de Locarno (Italia) y el Premio Europa Cinemas Label del presente año, el filme Seis días corrientes, del director catalán Neus Ballús (Inmersió, La Plaga, El viaje de Marta…) estrenará próximamente en las salas de cine su último trabajo.
Seis días corrientes enfila una semana en la vida de Valero, Moha y Pep, trabajadores de una pequeña empresa de fontanería y electricidad de las afueras de Barcelona. Planteada en seis capítulos que narran las situaciones que surgen cuando los protagonistas se enfrentan a una reparación. Cada capítulo corresponde a un día de su semana laboral y se construye alrededor de la relación que se establece entre los protagonistas y los clientes que han solicitado sus servicios.
Con guion también de Neus Ballús, junto a Margarita Melgar, destacar que para sus protagonistas es la primera película en la que intervienen. Y este es uno de los atractivos del filme, que busca narrar sencillamente en clave de comedia el trabajo cotidiano de un grupo de personas, unos intentando apostar por la excelencia en su trabajo, como es el caso de Pep Serrá, y otros, como Valero Escolar, persiguiendo escaquearse de sus obligaciones y siempre dando su perfil más bajo en el trabajo.
Ante la situación de la inmigración, Neus Ballús aborda la cuestión contando con el marroquí Mohamed Mellali, quien acompañará en los distintos arreglos a Valero y Serrá, aunque en Valero muestra cierta animadversión en los inmigrantes en la persona del marroquí. Por su parte el director destaca la implicación de Mohamed en el trabajo así como en su perseverancia para aprender catalán, con lo que subraya que hay inmigrantes dispuestos a acoger su nuevo país de destino adoptando sus usos y costumbres. En este sentido es una estupenda manera de reivindicar a los extranjeros que llegan a nuestro país.
En esta comedia, el director nos acerca a la Barcelona más multitudinaria, donde viven y conviven personas variopintas en barrios del arrabal y en distintas zonas de esta gran urbe. La música de René-Marc Bini y la fotografía de Anna Molins apuesta por la sencillez y la verosimilitud en la acción de los personajes, a los que, por otro lado, hay que considerarles, en sus 85 minutos de metraje, “héroes con nota” en su primer trabajo ante las cámaras.