Crítica:
Público recomendado: Mayores de 13 años
Basado en hechos reales, Sidney Lumet volvió a concebir con mano maestra aquél tipo de historias que mejor se le daban, la del hombre que combate en solitario contra el mundo. Para ello, llamó a Al Pacino, en aquel momento en el cénit de su popularidad –protagonizó Serpico entre El Padrino y El Padrino: segunda parte- que encarnó con éste uno de los papeles más absolutamente redondos y complejos de su vida. La película es una reflexión moral sobre la determinación de un hombre por mantenerse incorruptible y fiel a sus principios. Para ello pone en peligro su propia vida mientras todo el mundo guarda silencio o mira para otro lado. Se trata de una profunda miradas sobre hasta qué punto es capaz de destruirse el hombre por sus ansias de poder y su ambición.