Crítica
Público recomendado: Jóvenes
Se estrena la nueva entrada en el universo cinematográfico basado en súper héroes de DC comics, esta vez con la presentación del Capitán Marvel. Sí, han leído bien: el personaje ahora conocido como “Shazam” nació en las viñetas de la editorial Fawcett como Capitán Marvel, recibió una demanda por parte de DC (que entendía que el personaje era un plagio de Superman) y posteriormente fue adquirido por la misma compañía. Recientemente, y para evitar confusiones con otros héroes de la editorial Marvel (es entendible que se permitiera a estos quedarse con el nombre) se decidió que el personaje adquiera como nombre la palabra que grita para convertirse en el indómito Shazam.
¡Shazam! cuenta la historia de Billy Batson, un adolescente que lleva años buscando a su madre mientras va pasando por orfanatos y familias de acogida. Después de un acto de heroísmo desinteresado, recibe la invitación de un poderoso hechicero para adquirir una serie de asombrosos poderes y convertirse en un súper héroe que defienda al mundo de los demonios conocidos como los siete pecados capitales.
Entre la prensa especializada corre la idea de que el universo DC se ha alejado del tono oscuro y dramático de sus primeras entregas, firmadas por Zack Snyder (El hombre de acero, Batman v Superman) para acercarse a la ligereza de Marvel. Esta idea es un reduccionismo de la realidad: películas como Aquaman o ¡Shazam!, a pesar del uso del humor, fueron concebidas y anunciadas en 2014, aún con Snyder al frente del universo compartido. Y ya entonces sus respectivos directores anunciaron su intención de realizar películas más ligeras y divertidas que las precedentes. El universo DC nunca pretendió imponer un mismo tono y estilo, como hace Marvel, sino dejar que cada director se acerque al material con libertad creativa, aunque dentro de un marco común.
Y de hecho, algunas constantes temáticas iniciadas por Zack Snyder siguen muy presentes en esta ¡Shazam! La más importante: la idea de familia, tema primordial en el cine de Snyder (padre de familia numerosa), y sobre todo el papel central de la madre. Así, en todas las películas del universo DC encontramos personajes huérfanos, y especialmente personajes que carecen de madre o que tienen algún conflicto con ella. Billy Batson se añade a esa lista, con una subtrama dramática que equilibra perfectamente el humor rebosante en la película, y que ofrece algo definitivamente distinto a lo que hace Marvel, que parece huir de los matices dramáticos y conflictivos (no hay más que ver la diferencia de cómo retrata a un súper héroe adolescente en la excesivamente intrascendente y liviana Spider-man: Homecoming).
Otra idea derivada de esto es el concepto de familia como el núcleo de acogida de estos personajes huérfanos o perdidos. Así, los padres terrícolas que acogen a Superman, el mayordomo Alfred como figura paterna de Batman, la Liga de la Justica como familia sustitutiva, y en esta ¡Shazam! tenemos la plasmación más clara de la idea con una familia de acogida literal. Se agradece mucho que la película no cargue las tintas en lo dulzón, pero al mismo tiempo ofrezca una visión tan positiva sobre este tipo de familias. Billy Batson aprenderá que el hombre no puede concebirse solo en el mundo, y que necesitar a otros no es un signo de debilidad.
Los autores de la película incluso no tienen reparos en recurrir a simbología religiosa en la casa de acogida donde va a parar el protagonista, muy pertinente si tenemos en cuenta que el villano (un excelente Mark Strong) comanda un grupo de demonios conocidos como los siete pecados capitales.
También volvemos a encontrar la idea desarrollada desde el principio del universo DC de que los súper héroes son los nuevos mitos, equiparándose a otros de la antigüedad, y que suponen una luz en medio de un mundo oscuro.
Por lo demás, los fans del género encontrarán su ración de acción y efectos especiales, aunque a una escala algo más pequeña que en películas de mayor presupuesto. En cualquier caso, suficiente para contentar al aficionado. Además, abundan los guiños a otros personajes del universo DC (incluido un cameo final que se queda algo “a medias”).
La película, por tanto, rebosa corazón, humor y valores humanos, una opción familiar muy recomendable para la cartelera. Aunque hay que avisar que ciertas secuencias pueden resultar algo terroríficas para los más pequeños. Y es que ¡Shazam! retoma esa mezcla de humor, aventura y terror tan típica del cine infantil y juvenil de los 80 (piensen en Cazafantasmas, Gremlins o Los Goonies).