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Sin Ley

Caratula de "Sin ley (Lawless)" (2012) - Pantalla 90

Crítica:

Público recomendado: Adultos

Tres años después de su estreno en salas americanas llega a España, de la mano de A Contracorriente Films, Sin ley, drama fallido de claro tono de western de gánsteres, basado en hechos reales, y que es el fruto de la adaptación de la novela histórica de Matt Bondurant, titulada The Wettest County in the World, donde el autor cuenta la historia de su familia durante la época de la Ley Seca.

Sin ley se ambienta en EE.UU., en los convulsos años 20. Los tiempos son difíciles y los empleos escasean, pero los hermanos Bondurant han levantado un próspero negocio local destilando alcohol ilegal. Los días de contrabando en el Condado de Franklin están a punto de terminar con la llegada del Agente Especial Rakes de Chicago. La nueva Ley Seca es letal y corrupta, y pondrá a prueba todo lo que los hermanos han construido. Pero los Bondurant no pueden permitir inclinarse ante nadie.

A sus 54 años, y tras el éxito de La carretera (2009), resbala el guionista y director australiano John Hillcoat al confiar el guión de su película al músico Nick Cave, que es por donde hace aguas principalmente la película. En este caso, la estructura del relato funciona muy a trompicones, su argumento es denso y muy repetitivo. Esto no quiere decir que todas las producciones de Hillcoat mantengan un buen nivel de intensidad, son fieles al buen pulso narrativo al que él nos tiene acostumbrados, y a menudo saben capturar bien las esencias de cada trama. Aunque no en el caso que nos ocupa.

La historia, que plantea algo ya muy visto en el cine y en la televisión y de muchas maneras, presenta una puesta en escena poderosa en su estética y banda sonora -que están muy cuidadas- lo cual da una suficiente buena muestra de la recreación de la época. Pero los temas atajados son pobres y la aventura se resiente al mostrar imágenes demasiado violentas que desenfocan las buenas intenciones del drama, independientemente de que la sobada Ley Seca resultase ambigua y parcial.

Uno de los pocos reclamos del filme puede ser su notable reparto, que además Hillcoat ha dejado a su aire, sin prestarle demasiada atención a la dirección de actores y así componer unos personajes -bien interpretados por los actores Shia LaBeouf  y Tom Hardy- deshumanizados, muy en la línea del estereotipo, donde ninguno destaca y tampoco ofrecen mucho interés.

Por fin, Sin ley no termina de ser un filme bien engrasado, no proporciona novedades argumentales, y aunque en conjunto resulta entretenido, yerra por ser monótono y, a la postre, pesado y olvidable.

 

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