Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Sorry We Missed You

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +16

El incombustible marxista Ken Loach, infatigable al desaliento con sus más de ochenta años, vuelve a intentar que sus denuncias sociales sean un puñetazo en la cara del espectador. De la mano de su incondicional guionista Paul Laverty, en esta ocasión la trama se centra en una familia de trabajadores. La madre, Abbie (Debbie Honeywood), cuida ancianos a domicilio, y el padre, Ricky (Kris Hitchen), ha decidido ponerse a trabajar como autónomo en una franquicia de reparto postal, estilo DHL. Ambos tienen dos hijos, Sebastian (Rhys Stone), un adolescente problemático, y la pequeña y encantadora Lisa (Katie Proctor). La vida familiar funciona bastante bien, todos se tratan con afecto y gozan de estar juntos. Pero el nuevo trabajo de Ricky comienza a ser estresante, inflexible y le quita cada vez más tiempo. Esta situación va tensando la convivencia familiar, las relaciones se van crispando y la vida se hace cada vez más difícil.

No es la primera vez que Loach da importancia a la familia en la trama argumental, aunque se trate de una familia disfuncional. En películas como Lloviendo piedras, Buscando a Erik, Sweet sixteen o Ladybird, Ladybird… se pone de manifiesto la influencia que la situación socioeconómica puede tener sobre las familias y sus relaciones. Pero probablemente esta sea la película en la que el retrato familiar sea más completo, y por tanto también la devastación sea más contundente. Y por ende, se trata de una de sus cintas más devastadoras.

La película hace un retrato bastante realista de en qué consiste el trabajo de muchos autónomos, para los que es una forma de explotación encubierta. Pero el film también habla de la casi siempre imposible conciliación entre trabajo y familia. Si uno se esfuerza en conseguir el dinero necesario para dar un modesto bienestar a su familia, el precio que tiene que pagar, paradójicamente, es desatenderla. Este desalentador retrato nos resulta desgraciadamente más familiar de lo que quisiéramos y denuncia un problema real de nuestras sociedades occidentales. Lo cual no justifica el final desesperanzado y amargo que nos propone Loach, y que le sitúa en las antípodas del neorrealismo italiano, uno de sus referentes remotos más claros. La película, sobra decirlo, está magníficamente dirigida, con un soberbio trabajo actoral.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad