Crítica

Público recomendado: +16

Billi (Awkwafina) es una veinteañera escritora china que vive en Nueva York con sus padres desde pequeña -es en realidad un trasunto de la propia directora-. Tiene familia también en Japón, pero su querida abuela Nai Nai (Zhao Shuzhen) vive en China. Un día, la hermana de Nai Nai les comunica que la abuela tiene un cáncer y le queda muy poco de vida, pero que ella ni siquiera sabe que está enferma. Deciden inventarse una surrealista excusa para viajar todos a China y poder estar juntos con Nai Nai antes de que muera: precipitar la boda de un nieto suyo que solo lleva tres meses con su novia. Pero Billi está en desacuerdo: considera que deben decirle la verdad a su abuela y que sea consciente de que va a morir de forma inminente.

Tras pasar por los festivales de Sundance y Valladolid nos llega esta cinta que conoció antes una versión radiofónica y que fue aclamada por el público y la crítica tras su estreno en Estados Unidos. También se hizo con el premio del público en otros festivales como los de Detroit, Atlanta o Los Ángeles. El tema de la muerte y la enfermedad ha sido profusamente tratado en el cine contemporáneo y desde diversas perspectivas. A menudo es el protagonista el que sabe que va a morir y deja establecido un plan para sus seres queridos. Recordemos, a modo de ejemplos, la danesa Después de la boda (2006) o la española Mi vida sin mí (2003). También el tema de la dignidad de la muerte se trataba con enorme sensibilidad en películas como la japonesa Despedidas (2008) o la británica Nunca es demasiado tarde (2013). La película que hoy nos ocupa se acerca al tema desde una perspectiva diferente, y parte de experiencias biográficas de la propia directora, Lulu Wang, y de su abuela, que finalmente no murió como pronosticaron los médicos. Por su parte, la directora de fotografía del film, la barcelonesa Anna Franquesa Solano, se inspiró para hacer su trabajo en la maravillosa película sobre la familia y la muerte Still Walking, del maestro nipón Hirokazu Koreeda (2008). Hay que añadir que el compositor Alex Weston nos brinda una emotiva banda sonora.

Lulu Wang, directora y guionista del film, es china de nacimiento, aunque afincada en Estados Unidos desde muy joven. A través de esta hermosa película pone en contacto dos culturas muy diferentes, con escalas de valores y muy diversas, y con formas distintas de entender la muerte. El film  habla en realidad de la unidad de la familia, de los lazos de afecto y de la importancia de saberse acompañados. Frente a una mentalidad racionalista -“la abuela tiene que saber”- Billi va descubriendo que hay otras formas de llegar a la verdad que tienen que ver con los afectos y el corazón. La película, de soslayo, también toca cuestiones como el desarraigo de los inmigrantes de segunda generación, los problemas de comunicación entre las personas y los problemas de la multiculturalidad. El tono del film combina el drama y el humor con elegancia y sutileza. Una película entrañable y deliciosa.