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The Fighter

Caratula de "The Fighter"

Crítica

El boxeo es sin duda el deporte más cinematográfico. Existe una amplia tradición de películas sobre luchadores del ring: ascensos meteóricos, caídas en picado, bajadas a los infiernos…

David O. Russell toma la historia real de Micky Ward, un boxeador al que se le acaba el tiempo para triunfar al pasar ya de la treintena. Su ascensión se ve lastrada por su familia: su entrenador es su hermano mayor, un ex boxeador drogadicto que tuvo un momento de gloria al vencer a Sugar Ray Robinson. Su manager es su madre, una estrafalaria mujer más preocupada por el regreso imposible de su hijo mayor que por alentar la carrera de Micky. Cuando éste conozca a Charlene, se replanteará su situación con su familia.

En principio, la trama no esconde grandes sorpresas: se narra la ascensión de un boxeador como tantas otras veces se ha hecho en el cine. Lo fundamental de la historia reside en las relaciones de Micky con su familia, y en especial con su hermano Dicky. Al final, “The Fighter” se convierte en la historia de dos hermanos, una relación en la que se mezclan la admiración del hermano menor por Dicky con el resentimiento por vivir siempre a su sombra y ser ninguneado por la madre de ambos.

El personaje de Dicky, además, se queda con la película gracias a la fabulosa y sorprendente interpretación de Christian Bale, que se transforma física y psíquicamente para ofrecer el mejor trabajo de su carrera.

El problema es que, al lado de Bale, el personaje protagonista (un correcto Mark Whalberg) queda muy eclipsado. David O. Russell no consigue implicar al espectador con la historia de Micky: se limita a contarla de un modo alejado y fríamente objetivo. Por otro lado, el director parece no decidirse por un tono del todo dramático, ofreciendo pinceladas de humor grueso (sobre todo a costa de las numerosas hermanas de Micky) que parecen un poco fuera de lugar en el conjunto.

Del mismo modo, aunque el enfoque visual es naturalista y casi documental (incluso uno de los personajes principales, O’Keefe, está interpretado por la persona real), parece que en algún momento Russell pretenda emular al Scorsese de “Toro Salvaje” (la auténtica obra maestra de este género, en mi opinión) moviendo su cámara nerviosamente alrededor de los personajes al ritmo de los Rolling Stones. En medio del tono general, estos momentos parecen sacados de otra película.

Estos desajustes no evitan seguir una narración correcta, aunque desapasionada, y que en último término cuenta la importancia de la familia en todas las facetas de la vida de un hombre. Micky entiende que no puede ser leal a su humanidad si no incluye en ella a su familia, por muchos problemas que le puedan ocasionar.

Sin ser una gran película, “The Fighter” cuenta razonablemente bien una historia algo trillada y previsible, y sólo alcanza ciertas cotas de auténtica emoción en determinados momentos entre los dos hermanos, gracias sobre todo a la excelente interpretación de Bale.

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