Crítica
Público recomendado: +18
Nos llega la nueva película de Guy Ritchie, un director con una carrera algo errática, que se dio a conocer como la respuesta británica a Tarantino gracias a Snatch (cerdos y diamantes). Después de su incursión en el Hollywood de las súper producciones con Aladdin, Ritchie vuelve a sus orígenes con un thriller satírico ambientado en su país natal.
The Gentlemen cuenta las historias cruzadas de varios gangsters poseedores de imperios de narcóticos, sus lugartenientes, un periodista que quiere descubrir sus secretos y un investigador privado que pretende sacar tajada de unos y de otros.
Hacía tiempo que no se veía a Guy Ritchie divertirse tanto con una película. Incluso en algo tan vistoso y colorido como su Aladdin, se percibía un cierto adocenamiento, una reverencia a la fórmula Disney y al original. Por no hablar de su desnortada versión de la leyenda del Rey Arturo. Da la sensación de que ha necesitado recuperar las constantes de su cine primero (no solo Snatch, sino también pequeñas joyas como Lock & Stock) para encontrarse a sí mismo como director nuevamente: un cine basado en una visión lúdica y posmoderna de la narración, con múltiples personajes y puntos de vista, un ritmo frenético, una divertida verborrea y una inofensiva violencia caricaturizada.
Ni que decir tiene, la única pega a todo ello, y una de las razones por las que Ritchie nunca será un favorito de la crítica, es que su cine no pretende mirar más allá de lo que se cuenta en la superficie. No hay ni atisbo de reflexión sobre lo que pasa en pantalla. Una vez conocido esto, uno se puede sumergir en la película y pasar un rato estupendo.
Porque The Gentlemen es honesta respecto a sus intenciones y entrega lo que promete: un entretenimiento ingenioso y redondo, repleto de personajes, situaciones y diálogos divertidos. Todo el reparto (repleto de nombres estelares) luce a gran altura, y el trabajo de Ritchie detrás de las cámaras es un recital de recursos visuales. Como sucede en el cine de Tarantino, se transmite una pasión por disfrutar del oficio del cine como si fuera ese maravilloso tren de juguete que decía Orson Welles.
Además, Ritchie da rienda suelta a su cinefilia de otra manera, añadiendo una interesante capa de contenido metacinematográfico (es decir, la propia película reflexiona sobre el cine mismo y sobre su propia naturaleza como narración fílmica), que nos lleva entre otras cosas a ver las oficinas de Miramax, la productora de la película, y en ellas un póster de Operación U.N.C.L.E., un título anterior de la filmografía del director.
En definitiva, The Gentlemen es recomendable para el espectador que busque un puro divertimento de alta calidad, sin mayores profundidades. Y especialmente para aquellos que gusten del peculiar estilo de su director.