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Las niñas bien

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +16

Esta semana se ha estrenado Las niñas bien, una interesante película mexicana dirigida con originalidad por su directora Alejandra Márquez. Aunque técnicamente recuerda un poco al formato televisivo, la película presenta algunas decisiones de dirección y montaje acertadas, que dan autoría y empaque a una producción interesante, sobre todo, por mostrar la decadencia de lo humano a través de una clase social que se acaba.

En 1982 una gran crisis económica está golpeando México. La protagonista se llama Sofía, una señora elegante de clase alta que ante los problemas del país cae en bancarrota, con todas las consecuencias sociales que implica. Aunque Sofía trata de mantener las apariencias, su estilo de vida se derrumba y aflora en ella un miedo y temor incontrolable.

Esta película se enmarcaría dentro de lo que podríamos llamar “películas de deterioro o descomposición”, en donde vemos cómo una ciudad, una época, una empresa o una familia, se ven abocadas a un derrumbe total. Interesante cómo ante este tipo de situaciones aflora la verdad de quiénes somos. Valiosa la secuencia de la fiesta de cumpleaños que expresa visualmente la fragmentación del sujeto a través de: flashbacks, un sonido estridente y unas palmadas “aflamencadas”. Muy interesante cómo el problema moral que sufre la protagonista se expresa visualmente con una irritación en piel, un sarpullido, que ni las mejores cremas de cosmética del mundo pueden ocultar.

Uno de los temas de fondo de la película, y más comunes hoy en día, es confundir quién soy con lo que poseo. Es muy común confundir el “ser” con el “tener”. Y las consecuencias pueden ser peligrosas: como robar por mantener las apariencias o tener ataques de pánico por no saber aceptar la vida. Y en este sentido, la película permite una reflexión interesante que nos recuerda que somos mucho más que todo eso. Yo no soy mejor persona por tener millones de euros. Ni tengo más dignidad por tener varias propiedades. Y, por supuesto, no tengo menos “valor” por ser pobre. Interesante cómo “tocar fondo” puede convertirse en ocasión para descubrir nuestra verdadera naturaleza.

Muchas veces el cine nos muestra películas donde vemos cómo se descomponen sus protagonistas, la desintegración de una familia, el fin de un mundo o la emigración de una ciudad donde ya no se puede vivir (“Qué verde era mi valle”). Otro ejemplo sería la película “Lo que el viento se llevó”. Escarlata sufre la pérdida del paraíso de la tierra de Tara donde ha nacido. Pero ella, aparte de defender con firmeza la posición familiar, tiene un desarraigo afectivo interior; quizás por el rechazo de su primer amor (Leslie), que la acompañará hasta el final. Como vemos, existe un itinerario de descomposición amorosa, como ocurre también con la película que nos ocupa.

En fin, Las niñas bien es una película arquetípica de derrumbe social interesante que, aunque no es redonda, permite una interesante reflexión antropológica. No apta para menores de edad; no tanto por la violencia o el sexo sino por la temática adulta, el tono y el ritmo del film.

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