Crítica

Público recomendado: +18

Brasil, mediados del siglo XX. Dos hermanas, Eurídice y Guida, se separan debido a un inesperado suceso y desde ese momento ambas buscarán la forma de encontrarse de nuevo, pues tras la desgarradora separación su máximo anhelo es volver a estar juntas.

Adaptación de la novela de Martha Batalha, la película nos va mostrando los caminos tortuosos en que la vida va encajando a ambas hermanas. Hay en la historia un retrato de un mundo dominado por los hombres, de una sociedad infectada por un machismo insano, que trata, mira y habla a las mujeres con una superioridad necia.

Esta preponderancia viril es plasmada en episodios desagradables, a veces crudamente explícitos. Y frente a ella, hay una representación del mundo femenino con sentimientos llenos de autenticidad, arte, lirismo, alegría… Que se ven quebrantados en todo momento por la bravuconada masculina que termina por arruinar la existencia.

Pero el retrato de toda esta realidad resultaría más ecuánime y hábil si la historia no cayera en un maniqueísmo de sexos: no hay en la película un hombre bueno, ni una mujer mala, y es una pena, porque la acertada denuncia se ve resentida por esta falta de equilibro.

Con todo, el linaje persiste, a pesar de que en la historia se afirme que la verdadera familia es aquella a quien elijas, el clan familiar resiste inquebrantable y unido frente a los avatares y sacudidas de la vida.

Una historia desgarradora que nos habla de la sensibilidad de las mujeres con profundidad y acierto, pero con poca sutileza. La desgarradora representación visual de la que hace gala constituye, en este melodrama, una dura condena al hombre.