Crítica
Público recomendado: Adultos
The Rider, segundo largometraje de Chloé Zhao, trae la historia de Brady, un joven jinete de rodeo que ve truncada su carrera después de que un caballo le pisara el cráneo en un accidente.
La película trata la recuperación de Brady, sumergiéndonos en el contexto de Dakota del Sur, en un mundo de vaqueros, rodeos y testosterona. Mientras el personaje camina a través del dolor, aceptando que no podrá volver a dedicarse a su pasión, y al mismo tiempo no poder evitar sentirse llamado por ella una y otra vez, se va desgranando una historia retratada con delicadeza y preciosismo.
La cinta bien podría quedar como una historia de superación, o de padecimiento, o de denuncia de un contexto, o en un simple relato de cariz dramático. No obstante, todo esto adquiere un cariz mucho más trascendental al fusionarse la ficción con lo documental: la historia de Brady Blackburn es en realidad la de Brady Jandreau; su padre y su hermana en la ficción son interpretados por su padre y su hermana en la realidad; y su amigo Lane, otro cowboy accidentado, que vive interno en un hospital recuperándose de daños cerebrales, se interpreta a sí mismo.
The Riderresulta en un retrato delicado y con imágenes y temáticas cargados de belleza entre las fronteras del documental y la ficción. Virguerías aparte, mirada más allá de sus virtudes particulares, podría resultar una película sin grandes pasos dramáticos ni especialmente emocionante. Las interpretaciones de actores no profesionales pueden dejar mucho que desear y entorpecer la experiencia. Como acto cinematográfico en un ejercicio de fusión entre ficción y documental no deja de resultar interesante.