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Titane

Caratula de "Titane" (2021) - Pantalla 90

Crítica

 Publico recomendado: +18

Titane hace gala de su nombre: dura y fría como el titanio nos llega una historia compleja, llena de matices más allá de los aspectos formales, que no hacen justicia a los grandes temas que plantea, ricos y profundos. Para nada apta para todos los públicos, y poco recomendable a los más sensibles.

Con un arranque agresivo y feroz, la galardona directora y guionista Julia Ducournau (Crudo) presenta a un personaje con el que resulta difícil empatizar, visiblemente traumatizado, incapaz de relacionarse con las personas pero amante de los coches, hasta un punto surrealista, con el la cineasta aporta el rango de “cine fantástico” y que hace a esta cinta tan original.

Estamos ante un largometraje controvertido: calificado por algunos como un extraordinario relato de cine fantástico e incomprensible y arduo a la vista para otros. La cineasta francesa Ducournau se ha convertido en la segunda mujer ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes por esta película, a pesar de que varios críticos de cine abandonasen la sala durante su proyección en dicho certamen.

Para bien o para mal, esta película no deja a nadie indiferente. Las primeras escenas muestran cómo desde pequeña, Alexia es una persona compleja, con dificultad para relacionarse incluso con su propio padre. Fruto de esta mala comunicación, padre e hija sufren un accidente de coche que desencadenará algo que marcará a la niña para siempre: le implantan detrás del oído una placa de titanio.

A partir de ahí, la rabia, la acritud, y el rechazo hacia los demás guiarán determinadas acciones de nuestra protagonista que estimularán aun menos al espectador para sentir simpatía por ella y le harán cuestionarse el sentido de tanta violencia.

Buscada por la policía, cuando parece que Alexia no tiene escapatoria, ocurre algo que aportará un rayo luz a su oscura y desalentadora trayectoria: un comandante de bomberos, que había perdido a su pequeño Adrien, confundirá a la joven prófuga con su hijo desaparecido y la acogerá en su casa, contento por haberlo recuperado a su hijo desaparecido hace 10 años.

Muy interesante el planteamiento a partir de este punto de la trama, ya que afloran sentimientos y anhelos humanos en nuestra protagonista que antes desconocíamos y el espectador podrá empezar a mirar a Alexia con otros ojos, bajo una mirada de compasión. Si bien al principio de la película comprobamos que la joven no tiene buena relación con su padre, algo que desde el punto de vista psicológico puede proyectar en la hija problemas para relacionarse con los demás, veremos la riqueza que Alexia descubrirá en otra figura paterna y qué supondrá para ella.

Por otro lado, la directora francesa lanza una reflexión sobre el cuerpo y el género, el rechazo a los hombres por parte de las mujeres y esa vulnerabilidad femenina ante determinadas situaciones, algo que por desgracia hace que la vida de tantas jóvenes y no tan jóvenes se complique muchas veces en situaciones cotidianas como por ejemplo, en el transporte público.

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