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Todo el día y una noche

Caratula de "" () - Pantalla 90

Crítica

Público recomendado: +18

Todo el día y una noche, de la mano de Joe Robert Cole, coguionista de Black Panther, nos lleva a las calles de Oakland, CA, para conocer la historia de Jahkor, un joven aspirante a rapero que es encarcelado después de cometer un múltiple asesinato por causas que nos son desconocidas.

A raíz de este detonante, la película se sumerge en los recuerdos de Jahkor mientras este vive entre rejas: desde la niñez hasta la vida adulta crecido en el mismo barrio y en las mismas calles, intenta dibujar la explicación de que su vida haya llegado a ese punto. Poco a poco, la trama va esbozando el que parece su tiro principal: el determinismo contextual como causa de una violencia ininterrumpida y generacional. El traspaso de cultura dentro del mismo barrio, de padres a hijos, de amigos a hermanos.

La historia, a ratos retrato, a ratos indagación, está trazada con una mezcla de quietud y descaro ultraexpositivo que derivan en un extraño mejunje a partes desproporcionado. Si bien hay escenas que resultan por sí solas dignas de asombro, por desgracia no consiguen engarzarse bien las unas con las otras, dejando enormes clichés al lado de escenas con simbolismo y ciertos trazos de poética, todo vadeado por una voz en off a veces ostentosa y cargante y otras liviana y sugerente. A todo ello se le suma una licencia estética que no repara en ensalzar lo cotidiano hasta lo preciosista o en plasmar violencia indiscriminada entre lo crudo y lo efectista.

Con todo, la premisa del film y las preguntas que abarca son justas y provocadoras: ¿qué genera el rizo continuo de violencia aparentemente fluctuante e ininterrumpida en ciertos lugares y contextos? ¿Qué propaga esa aparente cadena de búsqueda nihilista y sin propósito que tantas veces pasa por una necesidad de autoafirmación vinculada a la violencia? ¿Qué genera la disolución de la identidad en una masa aparentemente entregada al conflicto por el conflicto? Y, ¿dónde empezar de nuevo si todo lo que conocemos está en esas mismas calles y entre esa misma gente, una y otra vez? Todo el día y una noche abre preguntas justas y provocadoras, pero se queda a medio camino de un resultado edificado y sugerente, dejando a su paso, eso sí, un rastro de escenas de violencia y un curioso plano secuencia híbrido de videoclip un tanto desvinculado del conjunto pero estimulante.

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