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Todos están muertos

Todos están muertos 

Público recomendado: Adultos

Aunque  la ópera prima de Beatriz Sanchís, Todos están muertos, no ha recibido malas críticas en general –tampoco han sido entusiastas-, a mí, el título que nos ocupa me ha parecida una cinta particularmente desigual.

 

 

A caballo entre un enrarecido realismo que flirtea con lo mágico y aspectos abiertamente sobrenaturales la película de Sanchís no logra decidirse por nada en concreto ofreciendo un conjunto con destellos de interés, con apuntes de atención, pero en su concepción final fallido.

Todos están muertos nos cuenta la historia de Lupe (Elena Anaya), una ex estrella del rock de los 80 que tiene un hijo adolescente que la detesta y que sufre agorafobia tras la muerte de su hermano Diego (Nahuel Pérez). El Día de los Muertos -si será por días- la madre de Lupe, la mexicana Paquita, decide invocar a Diego consiguiendo que regrese de entre los muertos convertido en un fantasma que sólo puede ver Lupe.

La película de Beatriz Sanchís es, literalmente, una metáfora hecha imágenes explícitas. Es decir, la necesidad que tiene el personaje que interpreta Anaya de deshacerse de sus fantasmas será lo que la directora de Todos están muertos ponga en imágenes. El resultado, entre la crónica nostálgica de la movida de los 80 y el relato de fantasmas ofrece un largometraje extraño y desigual. Todos están muertos toca demasiados géneros como para configurarse como un producto sólido y sin fisuras. Del drama humano pasamos a la santería sin obviar algún toque de humor, la historia de fantasma y el drama familiar.

No sería justo, no obstante, reconocer el mérito de una película como Todos están muertos. Está claro que Beatriz Sanchís no ha cogido el camino fácil y ha decidido contar una historia compleja de una forma nada fácil. Puede que el resultado final deje algunos cabos sueltos que hubiera sido deseable atar pero no es menos cierto que Todos están muertos no está exenta de todo interés. La película tiene una buena dirección de actores, su puesta en escena no es excesivamente funcional y su guión, aunque con fisuras, se sostiene con dignidad la hora y media escasa que dura el film.

De esta forma, es muy posible que Todos están muertos no recabe con demasiada profundidad en la memoria del cinéfilo medio y también es muy probable que nadie se acuerde de ella dentro de uno o dos años pero cuidado. Conviene no perder de vista a Beatriz Sanchís.

Ramón Monedero

 

Ficha técnica:

(España, Alemania y México, 2014)

Dirección: Beatriz Sanchís

Interpretación: Elena Anaya (Lope), Angélica Aragón (Paquita), Nahuel Pérez (Diego), Cristian Bernal (Pancho), Patrick Criado (Víctor) y Macarena García (Nadia).

Duración: 89 min.

Distribuidora: Avalon

Género: Drama.

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