Crítica

Público recomendado: +16

“Nos dimos cuenta de que se traspasó la línea de la sacralidad de la vida humana”. Aquellos cinco jovencitos que se unieron a la banda Euskadi Ta Askatasuna (ETA) en los años 60, relatan hoy ante la cámara del joven Jon Viar cómo se dieron cuenta de que la ideología que defendía ETA no era más que un fanatismo absurdo.

Jon Viar filma un documental diferente, una historia personal, a la que asistió desde niño en su propio hogar. Los llamados “traidores” son los protagonistas de este largometraje, rodado por el joven vasco durante cinco años, una idea fraguada desde antes incluso de que se publicara la novela Patria, de Fernando Aramburu, en 2016, o de que se lanzaran los éxitos audiovisuales sobre la banda terrorista vasca en nuestro país.

Desde finales de 2019, ETA ha sido un tema de gran interés: Desde finales de 2019 se han estrenado cuatro producciones audiovisuales. Dos series de ficción (Patria) y dos series documentales (ETA, el final del silencio y El desafío: ETA) han abordado, desde distintos ángulos y perspectivas, la historia de la banda terrorista que se disolvió oficialmente en mayo del 2018.

El proyecto de Jon Viar cuenta con algunos componentes que lo hacen singular: Se trata de una idea fraguada desde su propia infancia y adolescencia. Cuando descubrió que su padre había estado ocho años en la cárcel, se interesó en su vinculación a ETA y comenzó a investigar cómo el nacionalismo había marcado a sus progenitores.

Iñaki Viar, padre del autor del documental, fue detenido en 1969, con 22 años, por la colocación de explosivos en los bajos de la Bolsa de Bilbao. Durante el Proceso de Burgos, en 1970, un consejo de guerra lo condenó a 20 años de prisión. Pasó ocho años entre las cárceles de Burgos y Segovia y salió en 1977, gracias a la Amnistía, y desde el primer año sin libertad, rectificó. Más tarde, Viar entró a formar parte de asociaciones en contra de ETA como el Foro de Ermua y ¡Basta ya!.

Es muy interesante escuchar los testimonios, años después, de aquellos jóvenes entusiastas que se unieron a Euskadi Ta Askatasuna en sus orígenes, narrando cómo descubrieron a través de sus experiencias personales que la defensa del nacionalismo vasco se caía por su propio peso y que la evolución de la banda ETA conducía a un absurdo sin sentido.

Así, Iñaki Viar y algunos de sus compañeros cuentan cómo abandonaron la organización, convirtiéndose en traidores para el grupo terrorista, pero también despertando recelos entre quienes desconocen sus historias.

Las escenas caseras que aparecen intercaladas en la cinta con los testimonios aportan al documental un toque divertido a la vez que nostálgico, pues refleja como los atentados y la coacción estaban muy presentes en la infancia del propio Jon y por ende, de su hermana y sus amigos.