Crítica
Público recomendado: Familiar
No es muy frecuente que los perros hablen en el cine, pero ha sucedido en alguna ocasión, como en De perros y gatos, de Lawrence Guterman. Ahora se atreve con otra el director sueco Lasse Hallström (Siempre a tu lado, Casanova, Chocolat…), pues ha hecho hablar a uno de ellos en su nueva película: El mejor amigo: el último viaje, y ya lo hiciera en 1987 en Mi vida como un perro, por la que optó al Óscar al mejor director y mejor guion adaptado.
Ethan ((Dennis Quaid: Legión, Los jinetes del Apocalipsis, En el punto de mira…) tiene un can mayor al que llama “perro jefe”, que morirá pronto y al que encarga cuidar a su nieta CJ (Las palomas de Judea, Juerga de mamis, Hasta los huesos…) cuando la madre de la niña, Gloria (Betty Gilpin), que tuvo a esta con el hijo, ya fallecido, de Ethan y Hanna Hannah (Marg Helgenberger: Dos policías rebeldes, Secretos de familia, Erin Brockovich…), decide marcharse de la casa de los padres de su exnovio a los que acusa de denigrarla y de intentar quedarse con el dinero que les dejó el padre de su hija.
Esta película familiar, cuyo guion es una adaptación de la novela de W. Bruce Cameron, en la que intervino este y otras cuatro personas, recorre las peripecias de “perro-jefe” para seguir el rastro de CJ en distintos estados de EE.UU., para lo cual se irá reencarnando en distintos perros, como Toby, Bailey y Buddy, para cumplir la misión encomendada por Ethan.
En esta sucesión temporal y de localización, CJ va creciendo (es la verdadera protagonista del filme), junto a su madre alcohólica (incapaz de quererla y cuidarla) y con Trent (Henry Lau: Final récipe, Attack on the pin-up-boys…), su amigo del alma de descendencia china.
Las peripecias de estos personajes se muestran en un montaje correcto y una actuación de los actores del mismo cariz. El componente dramático del filme, aunque es ligero, adolece de situaciones y resoluciones de las mismas un tanto estereotipado. Los diálogos son, en ocasiones, excesivamente sencillos y apuntan a “lugares comunes” y/o a posturas simplonas.
Sí hay que destacar el carácter positivo con que se plantean y se desarrollan las distintas tramas, como en la relación de CJ con su madre (al final de la cinta) o en la dedicación de CJ a Trent cuando este sufre una enfermedad grave. La reivindicación de la amistad, el sacrificio por los demás y la responsabilidad para la misión recibida están, entre otras virtudes, presentes en El mejor amigo: el último viaje, así como algunos parlamentos humorísticos de los distintos perros (voz en off).
Les aconsejo que vayan a ver esta “bonita” película con toda la familia y lleven a los más pequeños, seguramente los que más disfruten con los canes y sus parlamentos, pero no se dejen convencer si al finalizar le piden una mascota perruna, porque al final a ellos se les pasará la fiebre y… les tocará a Uds. hacerse con la correa.